Raimundo Fitero
Escupir
Antes los bares, los tranvías o los trenes tenían leyendas en carteles metálicos donde se recordaba que estaba prohibido escupir. Ni hablar con el conductor en el caso del tranvía. Ahora mismo presenciar un partido de fútbol por televisión es ver las mil y una maneras de lanzar escupitajos en carrera, a paso lento, como complemento en el proceso de selección de patadón al balón, antes o después de un saque de banda o como acomodo de la respiración tras la celebración de un gol. En ciertos momentos podemos hasta llegar a calibrar la densidad del gargajo de tanto como lo aproximan las cámaras. En otros deportes no sucede, por cuestiones obvias de higiene y cercanía del espectador, pero en el fútbol es práctica habitual y ritual.
En la televisión de despojos, montaron un numerito de muy poca gracia con un supuesto escupitajo de pitiminí de María José Cantudo al señor Jesús Mariñas. Muchos se preguntarán y con mucha razón, ¿quién es la tal Cantudo? Y contestar sin breviario es una inutilidad, pero digamos que fue una estrella de la pantalla y los escenarios en tiempos del destape. Lo del Mariñas es más popular: se trata de un personaje que intenta cada día acabar con el poco honor que puede tener la profesión periodística. En una de esas sesiones televisivas de miserias y miserables, se dijeron de todo, con esas frases huecas en donde la verdad y mentira se convierten en unas piedras arrojadizas, y en donde los insultos y las descalificaciones se convierten en ideario filosofal. Pues en una de esas parece que un gesto de la boca de la Cantudo se entendió como que escupía al zascandil de los gritos en los platós.
Lo peor vino a la siguiente entrega del mismo programa, una suerte de juicio sumarísimo, con la pobre Cantudo intentando demostrar que se había tragado un pelo, y que no le había escupido. La policía buena era ese compendio de sarmientos y tirabuzones que se conoce como la Patiño, vendedora de teletienda y pringada en todos los aceites. Lo previsto: un escarnio, pero lo que desmoraliza es que se convirtió en el programa más visto de la noche del viernes. Mal andamos. Como para escupir sobre el mando a distancia.