Otro capítulo para el desasosiego
Los de Camacho volvieron a protagonizar un nuevo episodio en su camino hacia el abismo. Como ante Málaga y Valladolid, no supieron «matar» el choque, fallando clamorosas ocasiones y perdiendo la concentración defensiva a falta de siete minutos para el final.
Natxo MATXIN | IRUÑEA
Un nuevo varapalo -inmerecido, si se quiere- ante otro rival directo hunde más todavía a Osasuna en la tabla y provoca que el fantasma del descenso asome cada vez con más fuerza cuando todavía restan cuatro partidos para que se acabe la primera vuelta. Los rojillos siguen cumpliendo a rajatabla la dinámica de quien no acierta de cara al marco contrario y comete un fallo defensivo que le cuesta caro a la postre.
Ese fue el resumen de lo que transmitió la escuadra navarra sobre el césped del Nuevo Colombino, en el que resucitó a un contrario que no ganaba en su propio estadio desde el pasado mes de abril, tanto como lo que lleva Osasuna sin conocer la victoria lejos de El Sadar y que, de seguir así las cosas, tiene pinta de prolongarse por mucho tiempo.
Una vez más, se volverá a recurrir a la mala suerte -Camacho ya lo hizo en sala de prensa tras el encuentro- para explicar otra postrera derrota, pero cuando este tipo de capítulos se repiten con tanta asiduidad ya no se pueden achacar a la ausencia de fortuna. Es cierto que el conjunto rojillo no mereció irse de vacío de tierras onubenses, pero no lo es menos que marró claras ocasiones y que no estuvo atento en una de las pocas arrancadas del Recreativo.
Con la diferencia abismal que existe entre unas y otras. No estar fino al encarar la meta rival te impide ganar, pero se puede empatar. Sin embargo, fallar en tu propia área trae consigo hincar la rodilla, a no ser que el enemigo esté tan poco entonado como Osasuna, cosa realmente difícil de ver.
Y eso es lo que sucedió a falta de poco más de cinco minutos para que se cumpliera el tiempo reglamentario. Tras lo visto hasta entonces, si alguien debía haber estrenado el marcador ése tenía que haber sido el conjunto rojillo, y quizás fue ese pecado de suficiencia, en un choque bastante bien controlado hasta entonces, lo que hizo bajar la guardia en un balón que no se consiguió interceptar en el medio campo y que acabó en los pies de un rápido Colunga, que superó a Oier y especialmente a Sergio, su marcador,
Otro torpedo en la línea de flotación de un equipo incapaz de llegar a figuras dobles, que ha sumado un punto en sus seis últimas visitas y al que todavía le queda pendiente escalar el complicado Himalaya -Sevilla, Barcelona, Real Madrid y Villarreal- con la llegada del nuevo año, todo ello después de que este próximo domingo se vuelva a ver obligado a disputar una nueva final ante el Getafe en el último compromiso deportivo de un 2008 que no será recordado con cariño en los anales de la historia rojilla.
Penalti sobre Dady
No sirve de mucho tras el 1-0 final, pero al menos Osasuna dio una imagen bien diferente a la que nos venía acostumbrando en sus últimos desplazamientos. Llevó el mando del partido durante casi toda la primera parte, generando episodios tan claros como el mano a mano de Plasil con Riesgo, que el de Deba desbarató con las piernas al filo del descanso.
Antes de ello, Dady y Nekounam ya habían probado desde el borde del área al cancerbero guipuzcoano. El iraní incluso pudo adelantar a los suyos si hubiera concretado mejor un cabezazo a saque de falta de Puñal, pero el remate abajo y picado se marchó pegado al poste.
Bien pudo cambiar el signo del envite si Mejuto González hubiera estado acertado al señalar penalti en la jugada en la que Arzo tocó el pie de Dady, impidiéndole rematar con claridad una pelota dentro del área en el minuto 53. Ser colista tiene estas cosas, que incluso los trencillas ya te den por descendido.
Pero también es verdad que no sería justo achacar la decepción a errores arbitrales, pues el delantero caboverdiano pudo contrarrestar el fallo del colegiado asturiano si él mismo hubiera estado más acertado a puerta vacía en el 62 después de sortear a Riesgo en su salida en falso. El fútbol son goles y ahí el Recreativo, sin hacerse acreedor de los puntos, estuvo menos fallón.
José Antonio Camacho sigue una jornada más sin encontrar justificación a otro aciago resultado de los suyos. «A ver si se acaba pronto este año porque hay cosas que no tienen explicación. Tenemos oportunidades para marcar, el partido controlado y acabamos perdiendo. Si las cosas te van de cara, hasta el árbitro nos hubiera pitado penalti», en relación al lance en el que Dady fue objeto de falta dentro del área recreativista.
Pero al igual que después del partido contra el Valladolid, el técnico murciano no pudo mantener de manera constante el recurso a la mala suerte y reconoció que «a lo mejor nos hemos dormido un poco», refiriéndose a la jugada del 1-0 conseguido por Colunga. «El encuentro lo tenemos controlado y por eso creo que ha caído su ocasión», añadió. Relajación en el último tramo de otro choque, que a la postre vuelve a costar muy cara.
El de Cieza, con argumentos que ya suenan a repetitivos, trató de apoyarse una vez más en el trabajo como mejor terapia para salir del pozo en el que se halla sumido Osasuna. «Es admirable cómo el equipo sigue dando la cara y esta dinámica tendrá que cambiar porque el trabajo debe tener finalmente su premio. Con esta mala suerte es cierto que no me salen las cuentas, pero confío en que el fútbol no sea tan injusto como hasta ahora», se encomendó.
Volvió a insistir, del mismo modo, en la receta de encadenar dos victorias consecutivas para variar el errante rumbo de la nave rojilla. «Estoy convencido de que si, jugando al nivel que lo estamos haciendo ahora, enlazamos dos partidos ganados seguidos, las cosas variarán. En cualquier caso, no es una situación crítica, vamos últimos y no tienes nada que perder», indicó curiosamente.
GARA