El regreso de un histórico como el Sporting de Gijón sirvió para que el Athletic recuperase su esencia y ofreciese a San Mamés, en esta despedida de 2008, su tarde más plácida a pesar de las inclemencias meteorológicas. En un partido en el que el ambiente en las gradas, con numerosa presencia de sportinguistas, el frío y la incesante lluvia rememoraron otros tiempos, recuperar elementos históricamente claves como la presencia de dos delanteros con remate y trabajo, la intensidad imprimida, el nacimiento de un nuevo ídolo como Llorente, las pinceladas de Yeste y las jugadas a balón parado como vías para generar peligro sirvieron para que el equipo consiguiera el triunfo más cómodo de la temporada, con lo que el equipo rojiblanco, poco a poco, va haciéndose fuerte en casa, algo primordial para no pasar apuros clasificatorios.

No obstante, a nadie se le puede escapar que los buenos minutos que el Athletic disfrutó ayer se cimentaron en la blandura defensiva del Sporting y en una media hora de plena eficacia. Difícilmente volverá el Athletic a gozar de semejante efectividad, y es que pocas veces se puede obtener tanta renta con tan poco. A pesar de jugar fuera, el Sporting planteó un partido valiente, apostando por tener la posesión del balón e incluso puso en apuros a los de Caparrós en el comienzo del partido, pero se suicidó a balón parado.

No tuvo el equipo asturiano opciones de sacar provecho a su valiente puesta en escena, ya que a los cinco minutos Fernando Llorente fue objeto de un penalti cuando se disponía a rematar de cabeza un corner lanzado desde la derecha. Después del último fallo de Iraola desde los once metros, el propio delantero asumió la responsabilidad y puso por delante a los suyos consiguiendo su sexto tanto de la temporada.

Además de la inyección anímica de verse por delante en el marcador, el tanto del de Rincón de Soto hizo que el Racing tuviera que dar un paso adelante y el Athletic, que impuso su mayor físico, encontró en su banda derecha, por donde se entendieron muy bien Iraola y un Susaeta que ayer cumplía años, un buen canal para hacer daño al contraataque.

Sin embargo, el segundo gol volvió a llegar desde una jugada a balón parado, en este caso en un corner cabeceado por los dos delanteros rojiblancos, que Iraola introdujo prácticamente sobre la línea de gol.

Sin reacción

El mazazo de este segundo tanto fue grande para un Sporting cuya atractiva propuesta futbolística careció de la contundencia en ambas áreas necesaria para sacar algo provechoso. La remontada ya se puso imposible nueve minutos Después, cuando Yeste dibujó un magnífico pase interior que David López convirtió en el 3-0 de sutil toque en pleno desenfreno.

San Mamés, eufórico, vibró bajo el aguacero sin terminar de creerse lo que estaba presenciando y el final de la primera parte resultó muy entretenido, con ocasiones en una y otra portería, pero sin ese acierto que se agotó en media hora.

En la reanudación, pese a los ofensivos cambios de Preciado, que metió a Bilic y a Míchel, el caudal ofensivo de ambos equipos decreció, inversamente proporcional a la lluvia, que arreciaba cada vez con más fuerza e intensidad.

Iraola en otro corner, y Llorente tras una gran jugada personal, estuvieron cerca de hacer el cuarto, pero no acertaron por poco y lo más destacado de la segunda mitad, amén de lo que tardó Caparrós en hacer los cambios, estuvo en la desgraciada jugada que terminó dejando lesionados a Gurpegi y Cuéllar tras chocar entre sí bruscamente y los problemas físicos que tuvo el colegiado Pérez Burrull en un gemelo y que estuvieron cerca de obligarle a dejar su sitio al cuarto árbitro.