«Si el escritor se ríe mientras va creando, parte del objetivo está conseguido»
Licenciado en Periodismo y Ciencias Políticas, ha trabajado para diversos medios, entre ellos, algunos de Latinoamérica. En sus obras predomina la ironía y el humor negro; pero, a pesar de la ligereza con la que narra historias rocambolescas, la realidad no deja de estar presente.
Ianire RENOBALES | BILBO
«Te arrancarán las tripas, negro» (Alberdania) llega después de dos libros de viajes y el éxito anterior de cinco novelas. La narración comienza cuando una explosión de gas obliga a uno de los protagonistas a cambiar de vida. Necesitan dinero y su hermano acepta un trabajo que, en principio, parece ser de abogado, pero termina trabajando en un zoo disfrazado de oso. Poco después su jefe le invita a participar en una operación de contrabando de jamones en mal estado en Gibraltar. Pero ¿qué mejor que unas vacaciones en Colombia? Será allí donde comience el misterio y el amor: las minas de esmeralda de Muzo, la pobreza de Buga y las ganas por descubrir quién le arrancó las tripas al negro. Fermin Goñi ha construído una divertida novela llena de locos episodios.
Es una historia muy original y llena de enredos. ¿Cuál es el punto de partida?
Todo se me ocurre a partir de la creación del personaje de Opérbulo, el inventor de palabras. La idea comenzó cuando vivía en Edimburgo y parte de la trama surgió visitando un zoo. Allí mismo empecé a darle vueltas y salió todo. Los escritores vamos por la vida con una visión que no tiene el resto de la gente; una simple situación vista con otra perspectiva puede ser el arranque de la historia de una novela.
«Te arrancarán las tripas, negro» se divide en dos partes.
Desde un principio quería que la historia tuviese dos libros, que fuesen las mismas personas en diferentes escenarios, pero que cada personaje tuviese su vida propia y su forma de expresarse es muy difícil. La primera parte es la de los pícaros, estos señores van de más a menos pero con toda la carga de humor que yo he sido capaz de darle. En la segunda, aparece la intriga, el amor, el desamor y la manera de resolver la situación que tiene el libro por título. Pedro Neil termina convirtiéndose en el centro de los que estuvieron a su alrededor y de los que están alrededor de los que estuvieron a su alrededor.
Entre tantos personajes tan peculiares, ¿cuál es su favorito?
Opérbulo Gerostiños. Es un pícaro, una persona que durante años hace pensar a su familia que está cursando Derecho en Madrid. Su padre le paga religiosamente todos los años la matrícula, los gastos y todo lo demás mientras él se pega la gran vida. Cuando es descubierto y obligado a estudiar, se le abotarga la cabeza como consecuencia del tremendo esfuerzo; entre tanto, pierde un brazo y piensa que su condición de minusválido le une a Cervantes. Esto le lleva a emplear una difícil fraseología que me ha costado mucho construir. Resulta gracioso porque hace falta valer para engañar de esa manera. Supongo que es parte de la forma picaresca del siglo XXI.
Aunque Opérbulo no sea el primero en engañar de esa forma.
Sí, estas cosas pasan. Pero todos los protagonistas del libro son fruto de mi imaginación. Aún así, hay partes del libro, en Colombia, que han sido reales. Yo les he dado la forma que a mí me ha parecido, pero son datos históricos. Por ejemplo, la historia del niño que muere porque su padre estaba secuestrado por las FARC y él era el único donante posible. Este hecho salió en los medios de hace diez años y yo tuve la suerte de conocer a la madre del niño.
Detrás de la ironía, la intriga o el amor existe una historia con mucho fondo. ¿Qué mensaje es el que pretende transmitir?
No sé si el libro tiene un mensaje o varios. Desde luego, la situación en Colombia es tremenda. Con esa perspectiva el mensaje no es muy optimista porque Esmeralda, una de las protagonistas colombianas, renuncia a su propio país y dice que nunca más va a volver allí. Aunque la vida que puede tener en la costa del sol tampoco es mejor. Trabaja en un parque de animales e iba a ser prostituta de lujo. Hay personas que salen de sus países pensando que huyen del infierno y que van a llegar al primer mundo donde todo es bonito y eso no es así.
Ofrece muchos datos sobre Colombia. ¿Hasta qué punto conoce los escenarios del libro?
Conozco bien el país, he viajado allí bastante. Es un país tremendo donde la realidad es mucho mejor que la ficción, hay situaciones que no se pueden explicar porque son increíbles pero reales. Los grandes escritores colombianos tienen un plus realidad-ficción sobre el resto, y es que pueden imaginarse cosas que allí ya han pasado. Además, he estado en los escenarios sobre los que he escrito, excepto las minas de Muzo. Los guías que me tenían que llevar, unos kilómetros antes, cuando supieron que iba allí, se negaron a seguir el camino y me dijeron que era de locos adentrarse en aquella zona. Aun así, he hablado con gente que sí que estuvo en esas minas, también vi varios documentales y sobrevolé el terreno; logré una visión bastante completa.
La trama acaba en Colombia, pero la historia no ha terminado, quedan cabos sueltos.
Es un final abierto, hay varias cuestiones que no se explican, pero no las vamos a desvelar ahora. Las dejaremos para una segunda parte que no creo que haya. Al menos, hasta ahora no lo he hecho nunca.
Es un libro apropiado para estos días tan grises. Despierta una sonrisa.
Es una historia muy divertida. Si el escritor se ríe mientras va creando, yo creo que parte del objetivo está conseguido.