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Polémica sobre la oficialidad

Dobaran se va tras ser inmolado por el PNV en el conflicto de la selección

 Anasagasti acusó hace un año a Dobaran de «tirar la piedra y esconder la mano», pero los hechos muestran que es el PNV quien tiró la piedra y mostró después la mano... de Dobaran.

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Ramón SOLA

Iñaki Dobaran, ex concejal del PNV en Zamudio, no repetirá al frente de la Federación Vasca. Se va tras ejercer como correa de transmisión de su partido en la polémica por el nombre de la selección. Los jugadores se han mostrado más clementes con él que sus compañeros jeltzales, que hace un año llegaron a acusarle de «indigencia histórica».

La decisión de Iñaki Dobaran de no presentarse a la reelección fue adelantada ayer en las páginas de ``Deia'', desde no se dudaba en situarle como «la primera víctima» de la polémica que ha derivado en la suspensión del partido con Irán. Casualmente, en la misma tarde de ayer en que se debía jugar el encuentro concluía también el plazo de presentación de candidaturas para las elecciones a la Federación. La presidencia se dirimirá entre Santiago Arostegi e Luis Mari Elustondo. Dobaran no concurre. Se marcha quemado por una polémica que ha estallado también en el seno de la Vasca. Habrá quien piense que ha sido sacrificado por el PNV en el altar de la imposición del nombre de «Euskadi», mientras otros preferirán considerar que ha sido él quien se ha autoinmolado. Pero la decisión de abandonar, aunque sea en silencio y sin salpicar a nadie, es otra prueba de la debilidad de los planteamientos abanderados teóricamente por la Federación Vasca de Fútbol pero impuestos realmente desde Sabin Etxea.

Basta retrotraerse un año atrás para encontrar huellas evidentes del modo en que el PNV presionó a Dobaran. Tras confirmarse que la selección vasca jugaría en San Mamés contra Catalunya con el nombre de Euskal Herria, el senador Iñaki Anasagasti arremetía contra el presidente de la Vasca en su blog bajo este titular: «Iñaki Dobaran o el arte de tirar la piedra y esconder la mano».

«De esto me acordaba este miércoles cuando le escuchaba a Iñaki Dobaran en una muy confusa intervención decir que las críticas que se han producido ante el unilateral cambio de nombre de la selección vasca de Euskadi por Euskal Herria ponen en riesgo la continuidad de la misma. ¡Casi nada! Si este señor hubiera sido más preciso, debería haber dicho: mi cacicada está poniendo en riesgo muchas cosas», se quejaba Anasagasti. Y añadía que «durante 80 años se ha llamado selección de Euzkadi hasta que un buen señor, por presión de cuatro jugadores, va y le cambia el nombre y luego dice que los demás ponen en riesgo su continuidad (...) Tira la piedra y esconde la mano demostrando el nivel de indigencia histórico-política de algunos dirigentes deportivos. El siguiente paso será quitar el himno y el siguiente la bandera, en un fenómeno de deconstrucción nacional muy al gusto de quienes no valoran la historia de este país».

Al hilo de este artículo, un forero preguntaba directamente a Sabin Etxea si Dobaran, que había sido teniente de alcalde de Zamudio, no pertenecía ya al partido y si no se le podía imponer la decisión. Todo un ejemplo de cómo parte del PNV entiende la gestión de institu- ciones teóricamente públicas y supuestamente apolíticas como la Federación Vasca de Fútbol.

Desde diciembre a setiembre pasaron nueve meses, pero las presiones no debieron cesar porque Dobaran cambió totalmente de criterio. En las reuniones con futbolistas y otros agentes para empezar a diseñar el partido navideño de este año, el presidente de la Federación Vasca revocó el acuerdo al que se había llegado el año pasado y comunicó que en 2008 se volvería a la denominación de Euskadi. Para los jugadores no sólo suponía un incumplimiento del pacto alcanzado hace un año, sino además una prueba fehaciente de la falta de implicación federativa y política en la carrera hacia la oficialidad.

Aunque todas las partes han evitado dar detalles de reuniones privadas por motivos de discreción lógicos, en momentos puntuales de estos contactos, y ante la falta de razones de peso, Dobaran admitió que la decisión no había sido tomada por la Federación, sino por el partido al que pertenece.

En las declaraciones públicas, el todavía presidente se ha mostrado más ambiguo, pero no cuesta trabajo descodificar la misma idea. El día en que se conoció el plante de los jugadores, por ejemplo, les pidió «que no nos exijan lo que no podemos dar, y ya está, se acabó». El presidente ha eludido comparecer en las semanas en que ha crecido esta polémica. En realidad, tenía difícil defender la opción de Euskadi después de declarar hace un año que «Euskal Herria define mejor el origen y la composición de los jugadores que forman la selección».

Parafraseando a Anasagasti, en esta polémica el PNV ha tirado la piedra y ha escondido la mano. O mejor, ha mostrado la mano de Iñaki Dobaran. Ahora tendrá que buscar otra cara que sostenga una decisión cada vez más insostenible. En los últimos días ha cobrado protagonismo la de José Ramón Garai, director de Deportes del Gobierno de Ibarretxe. Esto des- plaza el centro de gravedad de Sabin Etxea a Lakua, aunque tanto EA como EB apoyaran la denominación de Euskal Herria y el lehendakari asegure que a él le da igual una que otra y que el reto es la oficialidad.

Miren Azkarate, portavoz de Lakua, denunciaba ayer el «impulso político claro y evidente» que hay tras este caso. Pues sí.

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