Ante esta situación que tristemente se sucede últimamente año tras año como consecuencia de mi llegada me veo en la obligación de ser yo mismo quien intente establecer el diálogo para de una vez por todas acabar con la polémica que se ha generado sobre mi persona.

Tras una larga charla con las coordinadoras culturales de los barrios, que son quienes facilitan mi trabajo, planteo las siguientes cuestiones:

-¿Por qué una vez presentadas todas las solicitudes de permiso tal y como exige el Ayuntamiento, en sus plazos estipulados, dichas coordinadoras no han recibido respuesta alguna?

-¿Qué significa mi presencia para ser necesario un pago de fianza?

-¿Por qué estas personas tienen que arriesgarse a multas astronómicas por celebrar mi llegada?

Me entristece pensar que puedo ser menos que mis compañeros los Reyes Magos, y digo compañeros porque al igual que ellos mi intención es traer la ilusión a los más txikis.

Considero que las coordinadoras culturales han tendido la mano al Ayuntamiento y su respuesta ha sido el silencio y las consiguientes multas, incumpliendo sus propias normas, ya que si exigen fechas límites y plazos para peticiones de permiso, deberían recibir respuesta dentro de tales plazos.

Nunca había tenido la oportunidad de manifestar mi malestar ante los medios; así pues, quiero denunciar esta caza de brujas a la que se somete a las coordinadoras tanto en estas fechas como en las actividades que realizan durante el año.

Y, en especial, quiero denunciar la situación que están viviendo en este momento con la denegación de permisos de tres olentzeros Arrosadia, Txantrea y Donibane, basándose en argumentos en muchos casos infundados sin otra intención que acabar con la cultura popular euskaldun.

Considero que su trabajo no es tarea fácil, pero admiro su labor y sus ganas de promover nuestra cultura, la participación vecinal y ante todo la lucha por que los barrios sean espacios vivos. No imagino unas fiestas organizadas por personas que no vivan y sientan cuáles son las necesidades de sus vecinos.

Por todo esto, me cuesta mucho entender por qué durante este año pasado el computo general de tasas y multas asciende a 9.277,5 euros.

Señoras y señores, no se puede remar siempre contra corriente, no vale decir «son los de siempre», soy Olentzero y, pese a quien pese, estas fiestas estaré en las calles de los barrios de Iruñea.