Irak navega en una procelosa crisis política camino a las elecciones del mes de enero
GARA |
El presidente del Parlamento iraquí, Mahmud Mashadani, anunció ayer su dimisión en una sesión extraordinaria de la Cámara. El detonante de la dimisión han sido las discrepancias sobre el proyecto de ley presentado por el Gobierno para la permanencia de las tropas extranjeras no estadounidenses en Irak a partir de enero de 2009, cuando expira el mandato de la ONU.
No obstante, fuentes parlamentarias aseguran que la ley que regula las elecciones provinciales iraquíes en enero así como el asunto del periodista iraquí que tiró sus zapatos al presidente estadounidense, George W. Bush, están en el origen de la crisis que ha acabado con la dimisión de Mashadani.
La sesión fue convocada después de las quejas presentadas por varios diputados progubernamentales (chiíes y kurdos) contra Mashadani.
El principal bloque suní con representación en el Parlamento del Irak ocupado, el Frente del Consenso Iraquí, al que pertenece Mashadani, mostró en un comunicado su disposición a presentar un sustituto.
Momentos después de su dimisión, los diputados aprobaron un proyecto de ley presentado por el Ejecutivo para permitir la presencia de tropas no estadounidenses a partir de enero de 2009, una vez que expira el mandato de la ONU otorgado a estos países.
Washington y el Gobierno de Bagdad firmaron este mes un pacto de seguridad que regula la presencia militar estadounidense en los próximos años.
Nada de golpe de Estado
Todos los oficiales iraquíes detenidos en una redada la semana pasada y acusados de intento de golpe de Estado y de conspirar para restaurar el proscrito partido Baaz fueron liberados a lo largo de la jornada de ayer.
Desde el sábado reinaba la confusión sobre la suerte de estos oficiales de los ministerios de Defensa e Interior.
Presentados en un primer momento como golpistas y nostálgicos del Baaz, fueron días después acusado de «complicidad con el terrorismo».
La reunión el pasado sábado entre el primer ministro, Nuri al-Maliki, y el titular de Interior, Jawad Bolani, precedió a su puesta en libertad.
Todo apunta a luchas intestinas en el seno del Gobierno de Bagdad en vísperas de las elecciones provinciales del 31 de enero en catorce de las 18 circunscripciones del país. Tanto al-Maliki como los ministros buscan consolidar sus respectivos poderes en los comicios.
Al-Maliki es cabeza de la lista «Por el Estado de Derecho», mientras que Bolani dirige la lista «Por la Constitución». Y todo vale en esa pugna.