Las autoridades indias de la Cachemira ocupada decretaron ayer el toque de queda en la capital, Srinagar, en vísperas de la llamada a la movilización general por la coalición independentista Hurriyat contra la celebración de la última de las siete jornadas de comicios en que Nueva Delhi ha dividido el proceso electoral.

La céntrica plaza de Lal Chowk estaba tomada por el Ejército, parapetado tras vehículos blindados.

La Policía controlaba las carreteras de acceso cada pocos metros y miles de soldados vigilaban armados con fusiles cada rincón.

Los comercios cerraron sus puertas. Ya lo han hecho un centenar de veces desde el mes de julio.

Fuera de la capital, India ha desplegado 21.000 policías y soldados en el distrito de Samba y en Jammu, donde aseguró haber impedido un atentado suicida contra una «instalación vital» y anunció la detención de tres sospechosos, acusados de pertenecer al grupo islamista Jaish-e-Mohammad.

Nueva Delhi aseguró que uno de los detenidos sería un soldado del regimiento Azad Cachemira (Cachemira Libre), una unidad del Ejército paquistaní.

Interpol critica a India

Interpol denunció ayer que India no le ha autorizado aún a compartir sus informaciones sobre los presuntos autores de los atentados de Mumbai. Nueva Delhi acusa directamente a Islamabad de los atentados.