Un Estado en crisis institucional
Bélgica no es capaz de levantar cabeza ni de contentar a los flamencos
Más allá de la polémica desatada por la venta de Fortis, Bélgica sigue inmersa en una profunda crisis institucional por el mismo motivo que Yves Leterme necesitó nueve meses para formar su gobierno tras las elecciones de junio de 2007: no se han resuelto las demandas de mayor autogobierno de Flandes, que se ven bloqueadas por las formaciones valonas. Wilfried Martens deberá hacer encaje de bolillos para formar un nuevo Gobierno y superar la crisis.
Martxelo DÍAZ |
Bélgica vuelve a estar sin gobierno y el rey Alberto II se ha visto obligado a recurrir a Wilfried Martens, el presidente del Partido Popular Europeo que estaba apartado de la vida política belga. El mismo nombre de la figura que ocupa Martens por designación real, «explorador», es otra muestra de las dificultades a las que tendrá que hacer frente este miembro del partido cristianodemócrata flamenco CD&V, el mismo del dimitido Leterme, para formar gobierno.
Aunque la razón oficial de la dimisión de Leterme y de todo su ejecutivo ha sido las presiones sobre el marido de Christine Schurmans, la juez del Tribunal de Apelación que debía resolver el recurso presentado por un grupo de pequeños accionistas que querían impedir la venta del banco de seguros Fortis al gigante francés BNP-Paribas, detrás de todo ello persiste el problema de que el Estado belga no ha sabido responder a las demandas de mayor autogobierno realizadas desde Flandes.
Otros estados europeos se han enfrentado a escándalos financieros más graves en los últimos meses. Hungría, un estado de la UE, ha tenido que pedir ayuda al FMI para no caer en la bancarrota, pero el Gobierno se mantuvo. Por tanto, la nueva crisis belga deja en evidencia que el Gobierno estaba cogido con pinzas. Tampoco se puede obviar el hecho de que la venta de un banco de referencia en Bélgica al vecino grande del sur, el Estado francés, levantó ampollas entre el electorado flamenco.
Nueve meses de negociación
El propio Leterme necesitó nueve meses como explorador para formar gobierno tras las elecciones de junio de 2007. Durante este periodo presentó su dimisión varias veces al rey, que se vio obligado a designar a Guy Verhofstadt, el líder del partido liberal flamenco Open VLD, la formación de un gobierno provisional.
Es decir, el rey tuvo que recurrir al partido que perdió las elecciones porque el vencedor no era capaz de formar un Gobierno estable. De hecho, Verhofstadt perdió 219.000 votos respecto a las anteriores elecciones, pasando a ser la cuarta fuerza del Estado belga en porcentaje electoral, por detrás incluso de la ultraderecha flamenca de Vlaams Belang.
Hasta marzo de 2008, Leterme no fue capaz de formar un Gobierno de coalición formado por dos partidos flamencos, los democristianos CD&V y los liberales Open-VLD, y tres valones, los liberales (MR), socialdemócratas (PS) y socialcristianos (CdH). Los independentistas flamencos de N-VA, que concurrieron a las elecciones junto al CD&V, dejaron de apoyar al Gobierno, al considerar que éste no iba a ser capaz de resolver el problema de la reforma institucional del Estado belga que Flandes reclama para tener más autogobierno y que Valonia veta sistemáticamente.
Parlamento fragmentado
La tarea que Martens tiene que afrontar ahora no es mucho más sencilla. Uno de los obstáculos a los que tendrá que hacer frente es la fragmentación del Parlamento belga.
En el Estado belga, cada una de las comunidades tiene sus propios partidos. Así, hay partidos flamencos cristianodemócratas, socialdemócratas, liberales, ecologistas y ultradere- chistas, además del independentista N-VA. Todos ellos, menos el N-VA, tienen su equivalente ideológico valón. Esta situación se da desde 1978.
De este modo, la coalición que venció en las elecciones, formada por CD&V y N-VA, logró 30 escaños de un total de 150 (18,51% de los votos). Sin embargo, cinco de esos diputados son del N-VA, que es muy crítico con la política de Leterme.
Para complicar aún más la situación, hay que tener en cuenta que la tercera formación del Estado belga -segunda en Flandes- es la ultraderechista Vlaams Belang (12% de los votos, 17 escaños), que no puede entrar en el juego de alianzas porque a su alrededor se ha establecido un «cordón sanitario». Ningún partido pacta con esta formación.
Apuntan a Dehaene
Los analistas señalan a Jean-Luc Dehaene, ex primer ministro y europarlamentario del CD&V, como el mejor colocado para ser nombrado primer ministro belga. Sin embargo, está muy mal visto por los liberales flamencos del Open-VLD de Guy Verhofstadt y los también liberales pero valones del MR de Didier Reynders, ya que Dehaene quiere introducir en la coalición de Gobierno a los socialdemócratas flamencos del PS para tener más estabilidad (y más flamencos).
Además, Dehaene ha mostrado su intención de volver a presentarse a las elecciones euro- peas de junio de 2006, lo que abriría una nueva crisis de gobierno dentro de seis meses escasos. El objetivo es intentar que alguien se responsabilice del Ejecutivo hasta que acabe la legislatura, en 2011.
Tanto Verhofstadt como Reynders podrían ser considerados como aspirantes al sillón dejado por Leterme.
En cualquier otro estado, la solución a todo este embrollo sería la convocatoria de unas nuevas elecciones. Pero en Bélgica esto también resulta complicado. Nadie quiere unos comicios anticipados hasta que no se resuelva el contencioso del distrito de Bruselas-Halle-Vilvoorde, también conocido por las siglas BHV.
Halle-Vilvoorde, sin resolver
El Tribunal Supremo belga declaró en 2003 que este distrito es anticonstitucional. Su supresión es una de las demandas de los partidos flamencos a las que el Gobierno de Leterme debía, en teoría, responder, pero que no ha hecho.
Con la situación actual, el recurso de un ciudadano flamenco que se declare víctima de la discriminación reconocida por los tribunales belgas podría suponer la anulación de las elecciones, lo que supondría la puntilla al maltrecho Estado belga.
La discriminación radica en el hecho de que BHV es el único distrito en el que, pese a estar situado geográficamente en Flandes, pueden presentarse partidos valones. Esta excepción es percibida como un agravio comparativo por la ciudadanía flamenca.
El resto del Estado está dividido en diez provincias, cinco flamencas y cinco valonas. En las provincias flamencas sólo hay partidos flamencos y en las valones sólo hay formaciones valonas. La demanda flamenca es que Halle y Vilvoorde se unan al distrito de Lovaina para que toda la provincia de Brabante Flamenco pueda formar un distrito electoral plenamente flamenco. La ciudad de Bruselas debería formar un distrito bilingüe y diferenciado al margen de la división provincial, de modo similar a Washington D.C. en EEUU.
Bart Somers, presidente de los liberales flamencos del Open VLD, mostró su malestar al llegar al Parlamento para reunirse con Martens, ya que considera que el CD&V ha marginado a su formación a la hora de consultarle las decisiones de estos días.
El Frente Democrático de los Francófonos, integrado en el partido liberal valón MR de Didier Reynders, defendió que se mantenga la actual coalición de gobierno hasta las elecciones de 2011 y abogó por paralizar cualquier reforma del distrito BHV.
Wilfried Martens inició ayer los contactos para formar gobierno y mostró su esperanza de poder solucionar la crisis antes de que acabe el año, un plazo que parece complicado teniendo en cuenta que el anterior ejecutivo precisó de nueve meses para constituirse.
Martens se reunió ayer con los presidentes de la Cámara de Representantes, Herman van Rompuy, y del Senado, Armand de Decker. Los siguientes nombres en su agenda de ayer eran Yves Leterme y los líderes de la actual coalición: el liberal flamenco Bart Somers (Open VLD), el liberal valón Didier Reynders (MR), la democristiana flamenca Marianne Thysen (CD&V), la democristiana valona Joëlle Milquet (CdH) y el socialdemócrata valón Elio di Rupo (PS).
«Será una tarea difícil, pero no sin perspectiva», aseguró Martens al término de su encuentro con Van Rompuy.
Para hoy, Martens tiene previsto mantener contactos con los representantes de los partidos de la oposición, según confirmó a Efe el portavoz del explorador, Marc Paredis.
El líder del ultraderechista flamenco Vlaams Belang en la Cámara de Representantes, Gerolf Annemans, dijo que Martens estaría cometiendo un error si no les incluyese en las consultas, ya que son el mayor partido de la oposición.
Pese a las buenas intenciones de Martens, la tarea que tiene por delante es ardua y el calendario tampoco le ayudará, al estar inmersos en las vacaciones navideñas. Así, el rey Alberto II tendrá que pronunciar su discurso de Nochebuena sin contar con un gobierno.
Además de encontrarse sin Gobierno, la parálisis institucional que vive el Estado belga ha provocado que aún no se haya aprobado el presupuesto para 2009, un año que, como en toda Europa, se prevé complicado económicamente.