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Enfermedades mentales en Euskal Herria

Trastornos mentales, familias sobrecargadas

En Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa hay unas 300.000 personas que padecen enfermedades mentales, según datos de diversas asociaciones que trabajan en este campo. Aproximadamente el 80% de ellas son atendidas por sus propios familiares, ya que los recursos públicos resultan todavía insuficientes. Los casos de suicidios y de personas que acaban en la cárcel son la cara más cruda de un problema con múltiples facetas.

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Iñaki VIGOR

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, el 3% de la población mundial padece alguna enfermedad mental grave. Extrapolando este porcentaje a Euskal Herria, eso significa que hay en torno a 300.000 personas afectadas. En el ámbito de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, el trastorno depresivo mayor afecta a unas 240.000 personas, según datos facilitados por la Federación de Euskadi de asociaciones de familiares y de personas con enfermedad mental (Fedeafes). A ellas hay que añadir unas 20.000 personas que padecen esquizofrenia y en torno a 24.000 más con trastorno bipolar.

En el caso de Nafarroa, el número total de pacientes con trastornos mentales graves, diagnosticados y atendidos en los servicios de Salud Mental asciende a 6.451, según la memoria de este organismo correspondiente al año 2007. No obstante, se estima que esta cifra supone sólo el 40% del total de las personas realmente afectadas por enfermedades mentales, ya que existe la convicción de que existe un 60% de afectados que ni siquiera han sido diagnosticados como enfermos mentales. Algunos de ellos suelen ser atendidos en Cáritas u otras organizaciones similares para personas «sin techo».

Trastornos afectivos y esquizofrenia

En este herrialde los trastornos afectivos, como la depresión grave y el trastorno bipolar, son los más atendidos en los servicios de Salud Mental (46,5% del total), seguidos de la esquizofrenia (25,3%) y de los trastornos de personalidad (6,7%).

En general, los trastornos afectivos inciden más en las mujeres, y los sicóticos afectan por igual a ambos sexos.

Al tratarse de dos administraciones diferentes, las necesidades y reivindicaciones del colectivo de afectados también son distintas, aunque básicamente coinciden en las cuestiones más importantes.

En concreto, Fedeafes reclama de forma especial la aplicación de la Ley de Promoción a la Autonomía Personal y Atención de las Personas en Situación de Dependencia, así como una mejor coordinación en los aspectos sociosanitarios, la atención infanto-juvenil y la puesta en marcha de recursos alternativos en cuestión de alojamiento y derecho a la vivienda.

«Hay que cubrir todas sus Necesidades»

En lo que se refiere a Nafarroa, la situación no es muy diferente a la de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. «Se ha avanzado mucho en cuanto a la atención a las personas con enfermedad mental, pero creemos que debería haber unos recursos que abarcaran a las per- sonas con este tipo de problemas en toda su globalidad, es decir, a nivel social, médico, de empleo, de vivienda... Nosotros vemos la necesidad de la continuidad de cuidados que abarque la persona en su globalidad, cubriendo todas sus necesidades». Así lo señala Ainhoa Arburua, responsable de Sensibilización de la Asociación Navarra para la Sa- lud Mental (Anasaps).

Incidiendo en ello, opina que hace falta una coordinación entre los diversos departamentos para que la persona que padece una enfermedad mental tenga una atención integral, de tal forma que le permita hacer uso de aquel recurso o recursos que más se adecúen a sus necesidades.

Otra cuestión que considera importante es reducir las listas de espera para atender a estas personas, porque, según los datos de esta asociación, en los centros de Salud Mental de Nafarroa existe una lista de espera media de tres meses.

A nivel residencial, el Gobierno de Nafarroa tiene prevista la apertura de dos residencias-hogar. Sin embargo, en Anasaps consideran que habría que fomentar más los pisos tutelados «como respuesta al perfil de enfermo mental más joven, que a pesar de tener el apoyo de su entorno familiar, quiere vivir de manera autónoma, como cualquier otro joven».

Del mismo modo, ve «primordial» trabajar la prevención y la detección precoz en salud mental. En este sentido, Ainhoa Arburua remarca que es «imprescindible» la implantación de programas de prevención en el ámbito educativo.

Un dato significativo sobre la incidencia que tienen las enfermedades mentales en el ámbito social es que en torno al 80% de las personas que las decen son atendidas por sus propios familiares. Según han constatado en las asociaciones, muchos de ellos se sienten «totalmente desamparados porque los recursos no han aumentado lo suficiente y las familias están sobrecargadas».

Cada año mueren casi un millar de afectados

En Hego Euskal Herria cada año mueren cerca de un millar de personas a consecuencia de una enfermedad mental o algún mal derivado de la misma. En Araba, Bizkaia y Gipuzkoa se producen en torno a 800 muertes, según datos de Fedeafes, y el 10% de ellas se deben a suicidios. En Nafarroa, el número de personas que se quitan la vida se estima entre 10 y 15 cada año, pero no existen datos oficiales al respecto, ni tampoco sobre el número de muertes totales derivadas de estos males.

Los suicidios son la parte más cruda de esta amplia problemática, pero hay otras circunstancias comunes al conjunto de Hego Euskal Herria, como las situaciones conflictivas en el entorno familiar o la altísima tasa de desempleo (60-90%).

La situación se agrava porque una gran parte de los afectados tienen una tendencia abusiva al consumo de sustancias como alcohol, tabaco o medicamentos, y además padecen los efectos secundarios de la medicación, como la sedación, la obesidad o los temblores.

I. V.

«La cárcel no es un lugar adecuado para tratar a estas personas»

En el Estado español cada vez son más los expertos que advierten de que las cárceles se están convirtiendo en «los manicomios del siglo XXI». La responsable de Sensibilización de Anasaps se muestra de acuerdo con esta apreciación, y constata además que «esto no lo decimos sólo nosotros, sino también la asociación Salhaketa, los mismos servicios sociales penitenciarios e incluso los responsables de la misma cárcel».

«Pensamos que la cárcel no es un lugar adecuado para las personas con enfermedad mental», afirma Ainhoa Arburua. Sin embargo, ella misma ha tenido ocasión de comprobar que en la cárcel de Iruñea hay varias decenas de personas que deberían estar tratadas fuera del recinto penitenciario.

Arburua valora de forma positiva que estos internos estén ahora dentro de la red de Salud Mental de Nafarroa también a nivel informático, lo que significa que sus historiales llegan de forma automática a la prisión y facilita que tengan salidas mensuales a centros de salud mental como cualquier otro paciente de la red que esté en situación de libertad. No obstante, opina que «se puede hacer más» a la hora de mejorar sus tratamientos, al tiempo que ve positivo el hecho de que en la cárcel de Iruñea se esté desarrollando un Programa de Atención Integral para los enfermos mentales.

Natxo Iturria Repáraz, nuevo capellán de la prisión de la capital navarra, también reconoce que los reclusos que padecen algún tipo de enfermedad mental deberían estar atendidos en otros lugares. «Tanto como decir que las cárceles son los manicomios del siglo XXI no me parece, pero sí es cierto que algunos reclusos estarían mejor tratados en otro sitio -admite-. Se trata de personas que han cometido algún delito, pero quizás el problema puede ser que padecen algún tipo de enfermedad».

Aunque aclara que no es un especialista en el tema, durante el poco tiempo que lleva como capellán de la cárcel de Iruñea ha sacado la conclusión de que «sería mejor tratar a algunos internos fuera de la cárcel, pero por lo visto los centros siquiátricos deben de estar saturados y resulta un poco complicado».

«Muchos internos van a centros de desintoxicación o cumplen condena cuando pueden. Además, dentro de la cárcel hay personal especializado para tratar a estas personas, como sicólogos y educadores. Pero se trata de una atención limitada -precisa-, no como la que pueden recibir en un centro especializado».

El nuevo capellán también ha constatado que existe un problema de masificación. «Aquí hay al menos 250 presos, y ya no caben más. Es evidente que hace falta un nuevo centro penitenciario», afirma. Y preguntado sobre si la cárcel sirve para reintegrar a las personas en la sociedad, responde: «Yo no sé si la cárcel ayuda mucho, sobre todo a algunas personas. Hay algunas que, por su juventud, pueden cambiar de ámbito y se logran regenerar un poco, pero con otras es más complicado».

I. V.

personas

padecen esquizofrenia en los territorios de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, y otras 24.000 sufren trastorno bipolar. En Nafarroa se estima que el 60% de los afectados por enfermedades mentales no están diagnosticados.

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