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Gloria Rekarte Ex presa política

Cálculo de proporciones

 

El terrorismo mueve a la condena, a la repulsa, a la indignación. Despierta encendidas reacciones y el mundo se declara unido frente a la lacra, se manifiesta, exige, y clama ante la barbarie. Ante el terrorismo de alta, de la mas alta intensidad, ese mismo mundo asoma, cuando asoma, con otro talante. Declara poco y por obligación y se muestra, si no hay más remedio que mostrarse, como mucho, «preocupado». Entonces «emplaza»; en todo caso «pide», de ningún modo exige. El terrorismo de alta intensidad no se conoce como terrorismo, sino como «intervención militar».

La intervención militar israelí que ha respondido con 300 palestinos asesinados al derecho que al parecer Israel, y únicamente Israel, tiene a la autodefensa, ha obligado a hablar hasta a los que, siempre mudos, colaboran con el silencio a que los misiles encuentren despejado su camino de sangre y destrucción. Las circunstancias, en fin, obligan. Pero sus palabras no van a servir precisamente de muro de contención. Se ve que lo impide una cierta inclinación natural. Sin enérgicas condenas ni unánimes repulsas, los gobiernos de España, Francia y Alemania se molestan por la actuación «desproporcionada» de Tel Aviv. No nos aclaran con cuántos muertos menos les quedaría proporcionada la «actuación». O si la proporción reside en que sigan matando palestinos, pero sólo como siempre. Porque en realidad lo grave, lo trágico, no es que sean trescientos muertos, sino que son otros trescientos más. Pero de a poquitos, semanalmente, no conmocionan a la comunidad internacional, no obligan a declaraciones ni a proporciones. Ni a fotografías ni a titulares. Ni preocupan ni son noticia. Molestan menos, ¿verdad?

 

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