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Urge definir cuanto antes las características y la naturaleza de las diferentes crisis actuales

El pensador alemán G.W. Hegel, al formular su concepción sobre la historia -en la que entre otras cuestiones, imbuido por el espíritu de la época, consideraba la civilización europea como la más desarrollada-, sentenció que la función de la filosofía de la historia no era pronosticar qué ocurriría en el futuro. No obstante, acto seguido, planteó que era posible que los recién conformados Estados Unidos de América llegasen a ser la futura potencia mundial. Una contradicción evidente que, sin embargo, puede ser considerada una suerte de profecía.

De la misma manera, es evidente que la función del periodismo y de los periodistas no consiste en especular sobre el futuro. Pero también es cierto que, al coger el periódico en el quiosco, el lector espera encontrar elementos informativos, análisis, artículos de opinión y reportajes que le ayuden a entender, a juzgar, a valorar mejor el mundo que le rodea. También pide elementos para prever, dentro de las limitaciones obvias, cómo evolucionarán esas noticias, esas realidades, ese mundo.

Sin ánimo de caer en falsos oráculos, el extenso Eguneko Gaia que precede a está página pretende establecer cuáles serán algunos de los temas que marcarán la agenda política, económica, mundial, deportiva o cultural durante el año que comienza.

Un 2009 en el que GARA cumple diez años llenos de ilusión y de esfuerzo. Con aciertos y errores, durante ese tiempo hemos intentado retratar lo mejor posible la realidad que viven Euskal Herria y el mundo. Diez años en los que hemos sido la voz de los sin voz, el eco de aquellos sobre los que se ejerce un apagón informativo general, estructural y premeditado.

¿Crisis de gobierno o crisis del marco?

En Euskal Herria el año comenzará marcado por las elecciones autonómicas en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. La presión ejercida por el PSOE sobre el PNV se va disipando según aparecen perspectivas de acuerdo a posteriori. El enésimo intento por excluir de las instituciones a la izquierda abertzale puede alterar el mapa administrativo, pero no el mapa social y político del país. Negar, o aún más, prohibir la realidad no conduce a nada.

En ese sentido, en 2009 se cumplen cincuenta años del nacimiento de ETA y, si los oráculos del Ministerio de Interior estuviesen en lo cierto, este año -o el anterior, o el primero de esos 50- sería el último de la organización armada. Sin embargo, la Moncloa no es Delfos.

Los elementos centrales del conflicto y de su resolución están más claros que nunca y urge, en este terreno también, acertar en el análisis y en los pasos a seguir para superar esta fase del conflicto político.

¿Crisis económica o crisis del sistema?

Todos los expertos coinciden en señalar que será en 2009 cuando la crisis económica adquiera carácter generalizado en los países desarrollados. Hasta este momento la población vive agazapada ante la expectativa de que la crisis les alcanzará. Y es probable que durante este año les alcance. La bajada de impuestos a los beneficios empresariales mientras se mantiene la presión fiscal a los asalariados, la sucesión de expedientes de regulación y las noticias de cierre de empresas, junto a unas nefastas previsiones de paro, son indicadores que empujan a prever un escenario crítico para los trabajadores y las clases más desfavorecidas.

Los defensores del capitalismo, sea en su versión más despiadada o en sus versiones más dúctiles, están planteando falsas alternativas a diario. Se trata de cambiar las formas para mantener la esencia de un sistema que, además de cruel e injusto, se ha demostrado inviable. Mientras tanto, quienes deberían plantear una alternativa integral mantienen un discurso que tiene más de profecía que de programa sociopolítico. 2009 debería marcar un antes y un después en este terreno también.

¿Crisis de liderazgo o fin de la hegemonía?

El denominado «fenómeno Obama» caracteriza la crisis política de EEUU como una crisis de liderazgo, consecuencia directa del infame mandato de Bush. Pero es evidente que los cambios en las relaciones internacionales van más allá.

La hegemonía yanqui parece tocar a su fin, al menos tal y como se ha desarrollado durante los últimos veinte años. Sin embargo, las alternativas reales son demasiado periféricas al sistema mundial como para restablecer una política de bloques. En todo caso, las potencias emergentes como China, India o Brasil pueden exigir cierto multilateralismo. Junto con una revitalizada Rusia, pueden ejercer de contrapoder en algunas materias, pero también es evidente que esas potencias no plantean a día de hoy alternativa alguna al sistema.

Ante esa perspectiva, injusticias como las que ocurren actualmente en Palestina, Somalia, Irak o Afganistán continuarán sucediendo y, desgraciadamente, seguirán llenando páginas de periódico.

En conclusión, urge determinar -al menos desde un punto de vista de izquierda, internacionalista y nacional vasco- cuáles son las características de cada una de las crisis enunciadas. Ésa es la única manera de poder plantear alternativas. Ese trabajo, por supuesto, corresponde sobre todo a otros. Quizá los análisis ofrecidos hoy puedan aportar algo de luz a esa labor.

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