Raimundo Fitero
A título personal
No es buen método tener que ir repitiendo constantemente que las opiniones de cada uno son a título personal, y en días de esta calidad musical televisada, con los saltos de esquí pasando por encima de tu cabeza llena de esquirlas de combinados y cavas resultones, hacerlo en un titular parece que puedan ser los dos puntos que den paso a una declaración contundente. Y bien mirado, lo es. Quiero hablar del único propósito que realicé viendo el vestuario castizo de Anne Igartiburu, con su mantón de chulapa ad hoc, y la siempre bochornosa compañía de Carlos Sobera que debe ir con urgencia al sicólogo o al logopeda, o a ambos, porque esos gritos que da empiezan a estar muy fuera del guión.
Las circunstancias obligan, y no hay que dar la nota y si deciden ver las campanadas en una señal concreta por mayoría, uno se debe considerarse un buen perdedor, y sacarle jugo, porque la verdad sea dicha, es que te dan los artículos hechos. Bueno, que como siempre el último anuncio y el primero fueron comentados, pero es que hubo uno durante las campanadas, lo que es más curioso, y otro nada más acabar, pero de letras y logos, sin animación. Son las cosas de la tele y la avaricia recaudadora por encima de cualquier otra idea.
Lo que quería comunicar en este segundo día de 2009 es que mi propósito principal de hoy en adelante es declararles la guerra a todos los «Yoyas». Sin exclusión. Todo aquel ser humano que delante, detrás o en mi alrededor manifieste su opinión sobre cualquier asunto, sea de calado político, económico, amoroso o deportivo con el encabezamiento «yo ya os había dicho». O el más patético, «yo ya lo sabía pero...» será inmediatamente repudiando y condenado a pagar todas las rondas y a mantenerse durante tres días en silencio. Si persiste en la retórica, lo abandonaremos, le retiraremos el carnet de buzo, lo excluiremos del envío de nuestros e-mails de contenido erótico y lo suprimiremos de nuestra lista de sms supuestamente graciosos. Lo declaro a título personal pero estoy estudiando la posibilidad de crear una Fundación contra los Yoyas. Se admiten socios, patricios y especialmente subvenciones.