El primer beso
«Acné»
Película uruguaya vista en la última edición del Donostia Zinemaldia, y que ofrece una visión de los problemas de la adolescencia muy diferente a la de las comedias juveniles norteamericanas al uso.
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
El cine uruguayo consigue producir películas con cuentagotas, pero lo suficientemente interesantes como para girar por los festivales internacionales más importantes. «Acné» es la opera prima de Federico Veiroj, quien realizó un boceto previo de la misma en su cortometraje «Bregman, el siguiente», premiado en el Festival de Gijón. Bregman es un chico de trece años, interpretado por Alejandro Tocar, que consigue expresar de forma natural la contrariedad que supone para un adolescente tener la cara llena de granos como si fuera una paella. Su rostro es un poema y, ante algo así, de nada sirven los consejos de los adultos que describen el acné como un mal pasajero, una especie de sarampión que hay que superar.
El chaval pertenece a una familia uruguaya de origen judío y conoce el sexo con una empleada de hogar que trabaja para ellos. Alguien podría pensar que ya ha vencido el principal escollo, en el momento en el que pierde la virginidad, pero «Acné» se diferencia precisamente de las películas norteamericanas sobre la pérdida de la inocencia, en que no se centra en la iniciación sexual, sino en el descubrimiento del amor. El problema de Bregman es que nunca ha besado a una chica, y el estado que presenta su cara, parecido al de la superficie lunar con sus cráteres, no ayuda a conseguirlo.
El trauma dermatológico viene a ser la manifestación externa de los cambios y desórdenes que se están produciendo en su vida, los cuales corren de forma paralela a la desintegración que también observa en su familia. La realización de Veiroj trabaja sobre la observación silenciosa del protagonista, quien apenas dispone de diálogos para salir de su aislamiento. Un recurso que remarca la gran soledad que padece.