Chiíes celebran en Irak el último día de la Ashura entre fuertes medidas de seguridad
GARA |
Alrededor de dos millones de peregrinos de Irak, Irán, Bahrein, Arabia Saudí, Kuwait, Omán, Pakistán y Tanzania acudieron a Kerbala, a 110 kilómetros al sur de Bagdad, para visitar el mausoleo de Hussein, nieto del profeta Mahoma e hijo de Alí, fundador del chiísmo. Ayer era el último día de la festividad de la Ashura, la más sagrada para los chiíes. Conmemora el martirio de Hussein en el 680, muerto en la batalla de Kerbala contra el califa omega Yazid I. Esta batalla se considera el cisma entre las confesiones suní y chií, las dos principales del Islam.
En el último de la Ashura, los penitentes se flagelan a ritmo de tambores con ramas espinosas, cadenas e incluso espadas. Su larga túnica blanca se tiñe rápidamente de sangre. Los otros fieles, espectadores no menos fervientes, gritan «Haidar, Haidar», apodo del imán Alí.
Veto a las mujeres
Las medidas de seguridad eran muy estrictas tanto en Kerbala como en el santuario de Musa al Kazem, en Kazimiya, próxima a Bagdad. La entrada de las mujeres fue prohibida después de que el domingo una kamikaze matara a 40 personas.