La apertura de la temporada de sidra en Nafarroa tuvo lugar ayer en Beruete, en el valle de Basaburua, con la fiesta que organizó la Asociación de Sagardogiles de este herrialde. Tal y como llevan haciéndo en los últimos años, además de reunirse varios de sidreros de Nafarroa, el encuentro sirvió para invitar a destacados deportistas, entre los que se pudo ver al ciclista de Bera Jon Bru y los pelotaris Juan Martínez de Irujo, Oskar Lasa e Iñaki Otxandorena, aunque el protagonismo recayó en la golfista Carlota Ciganda, quien tuvo la responsabilidad del primer txotx de esta temporada.

Este año el escenario elegido para esta primera fiesta ha sido el caserío Behetxoneko Borda de Beruete. Antes del esperado txotx, el grupo cultural Jo ala Jo de Baztan sumergió a los presentes en lo que es la fiesta ancestral de la sidra, con la actuación de Kirikoketa que celebra el final de las labores de prensar la manzana, y de txalaparta, práctica también relacionada con estas labores. Los txistularis amenizaron los primeros tragos de la apreciada bebida.

Los sagardogiles, los deportitas, los músicos, los periodistas y demás invitados fueron pasando ante la kupela, que se abrió para la degustación del primer zumo de manzana fermentado de la temporada. El preciado líquido se presentó un tanto dulce, lo que puede dar a entender que este año todavía no ha madurado bien -algunas voces apuntaban a que debido a las frías temperaturas la sidra tarda más en llegar a su punto-, pero ello no fue inconveniente para que tanto al principio de la comida como durante la misma, la kupela estuviera concurrida en todo momento.

Y lo estuvo pese al frío que se notaba en torno a la kupela, ya que los alrededores de la sidrería estaban totalmente cubiertos de nieve .

Txalaparta, cantos, bailes...

El menú típico de sidrería no defraudó en Behetxoneko Borda, y así se pudieron degustar el chorizo a la sidra, la tortilla de bacalao, las sabrosas chuletas que tuvieron que sacar una y otra vez, y el postre con queso curado, membrillo y nueces. Una vez llegados a los cafés los asistentes empezaron a despedir la comida, pero por contra, los que se quedaron empezaban en ese momento a ambientar la fiesta; canciones populares de las que se pudo disfrutar en una de las mesas del comedor, los txistularis baztandarras que seguían a los cantautores o que se imponían sobre los mismos, los txalapartaris que hicieron resonar la peculiar percusión en las paredes de la estancia a un ritmo vertiginoso, o los Mutxikoak que interpretaron, otra vez los de Baztan, para el disfrute de los que gozaban de la sobremesa.

Los pelotaris parecían ajenos a esta fiesta ya que prefirieron jugar al mus en la mesa donde habían comido, y los bertsolaris de Lesaka ayer se dieron a la tertulia en lugar de cantar, pero tal y como no podía ser de otra manera en una fiesta en torno a la sidra, el canto, la música, los bailes y la percusión crearon el ambiente que la caracteriza.