Nueva plataforma independentista
D3M pide apoyos para lograr un cambio y mirar al futuro
Los promotores de Demokrazia 3.000.000 (D3M) llamaron ayer a la ciudadanía vasca a que en los próximos días vaya a firmar al objeto de que en los comicios del 1 de marzo esta plataforma pueda concurrir y poder avanzar hacia un escenario democrático para Euskal Herria.
Iker BIZKARGUENAGA | BILBO
Quince personas, la mayoría muy conocidas en la vida social, sindical, política, deportiva y cultural de Euskal Herria, participaron ayer en la presentación pública de D3M (Demokrazia 3.000.000), una plataforma que tiene su vista puesta en los comicios del 1 de marzo y que, según resumieron Itziar Lopategi y Amparo Lasheras, pretende ser «el instrumento para que este país pueda mirar al futuro y deje de ser cautivo del pasado» tal y como, a su juicio, pretenden el PNV y el PSE.
La cita era a mediodía en un céntrico hotel de Bilbo, y la convocatoria concitó una gran expectación entre los medios -asistieron una veintena de periodistas y diez cámaras de televisión-, algunos de los cuales ya habían publicado esa misma mañana filtraciones policiales sobre el origen de esta nueva iniciativa. Sus promotores no lo ocultaron: «Queremos acumular fuerzas e impulsar un espacio independentista y progresista como sujeto determinante del cambio político y social en Euskal Herria».
Miles de firmas
Para ello, para poder estructurarse como plataforma electoral, recordaron que «necesitamos miles y miles de firmas», por lo que hicieron un llamamiento a la ciudadanía vasca a que en los próximos días acuda a ayuntamientos y notarías para rubricar su apoyo. «Una firma que será imprescindible para que la Ley de Partidos sea parte del pasado; una firma que reclame el derecho que tienen todos los partidos políticos a presentarse en igualdad de condiciones; una firma que será imprescindible para abrir las puertas a un escenario democrático y podamos ser dueños de nuestro futuro; una firma necesaria para que este pueblo mire hacia adelante», concluyeron.
La rueda de prensa comenzó recordando que el 1 de marzo se celebrarán unas elecciones «importantes» en esta parte de Euskal Herria, ante las que, «los aquí presentes, abertzales y de izquierdas, queremos hacer una aportación en clave de cambio, de aire fresco, de expectativa y de alternativa». Así, tras señalar que este país lleva «muchos años sufriendo la negación de su ser como pueblo», destacaron que hace apenas unas semanas se cumplía el 30 aniversario de la Constitución española, «símbolo y soporte jurídico para una transición agotada políticamente para este pueblo». «Todos los agentes políticos y sociales, el propio Estado español, es consciente de la necesidad de reformas y cambios políticos -sostuvieron-. La cuestión pasa por los contenidos y bases de ese necesario cambio».
«Un cambio estético»
Y es que, según advirtieron, en los próximos comicios algunos agentes pretenden limitar el cambio a «los gestores de las actuales instituciones o, en su caso, a las fórmulas de gobierno de las actuales instituciones» o, lo que es lo mismo, «un cambio sobre las mismas bases políticas, sobre un cambio abierto, sobre leyes de excepción, sobre violencia y vulneración de derechos». Un «cambio estético para que nada cambie».
Para los impulsores de D3M, por tanto, la cuestión no es tanto «quién nos gobierna», sino «sobre qué escenario se realiza». En este sentido, se mostraron convencidos de que Euskal Herria está «en la antesala de un nuevo ciclo político», una nueva etapa «irreversible» y ante la que «todos y todas tenemos que estar en su determinación y definición para evitar que algunos nos ofrezcan un nuevo `plato' con todos los despojos de estos últimos treinta años».
A este respecto, y ciñéndose a la cita de marzo, valoraron que «el reto electoral no es Ibarretxe-López o PNV-PSE», sino construir «los mimbres para un cambio que permita a Euskal Herria acceder a un escenario democrático, abriendo de par en par un ciclo político donde la voluntad democrática de la sociedad vasca sea el único valedor y definidor del modelo institucional y externo».
«Miedo al cambio» del PNV
En este escenario que esbozaron, de «marcos agotados» y «bloqueos a soluciones por parte del Estado», las portavoces independentistas opinaron que el PNV «quiere utilizar estas elecciones para ofrecer al Estado `conciertos políticos' que mantengan la dependencia y supeditación de la voluntad democrática vasca a otros ámbitos institucionales o judiciales», ya que, a su parecer, la dirección del partido jeltzale «le tiene miedo al cambio, pero no al cambio Ibarretxe-López, sino a un cambio político que rompa con el `camaleonismo político' de este partido» que le permite «hacer siempre `surf' sobre cualquier ola política».
Es por esta razón, apostillaron, por la que los burukides del PNV «quieren enterrar Lizarra-Garazi, se quieren aprovechar de la Ley de Partidos y buscan un nuevo pacto con el PSOE» sin importarles «la vulneración de derechos de miles de ciudadanos» o que «el Estado se cargue planes Ibarretxe o consultas». «En el fondo, el PNV tiene miedo a un auténtico cambio, en el fondo lo que les preocupa es que en este país se articule un espacio de cambio social, un espacio soberanista-independentista», insistieron.
Dicho esto, y antes de hacer un llamamiento a firmar para constituirse como plataforma electoral -anunciaron que en los próximos días concretarán en qué lugares se puede hacer-, Lopategi y Lasheras valoraron que hay «una tercera pata» en este «tablero político»: el independentismo. Y es ahí donde situaron el nacimiento de Demokrazia 3.000.000.
Detallaron que quieren ser «una respuesta a la represión y apartheid político e institucional, articulando un amplio frente popular contra la vulneración sistemática de derechos civiles y políticos, la represión y la persecución de sectores de la sociedad vasca». Como segundo objetivo, exigieron «un cambio real, un escenario democrático» para poner a Euskal Herria «en un estadio de reconocimiento nacional y soluciones democráticas».
Asimismo, apostaron por una democracia «asentada en el respeto a la voluntad de los hombres y mujeres de este país, en el respeto a los derechos democráticos de los tres millones de habitantes de Euskal Herria». Y, en esa dirección, por «construir un proceso de diálogo y negociación política que conduzca, desde el reconocimiento nacional y el respeto a la voluntad de la ciudadanía vasca, a un escenario democrático y una paz justa, estable y duradera».
Junto a ello, abogaron por «un modelo social progresista basado en políticas reales y eficaces de reparto de la riqueza».
En la presentación de D3M estuvieron Idoia Ibero, Juan Manuel Erasun, Itziar Aizpurua, Miren Legorburu, Patxi Marta, Jesús Valencia, Amparo Lasheras, Andoni Txasko, Txerra Bolinaga, Itziar Lopategi, Unai Urruzuno, Julen Aginako, Haizea Ziluaga, Gabi Basañez y Ane Muguruza.
A preguntas de los periodistas tras dar lectura al manifiesto, Itziar Lopategi recordó que los allí presentes tienen «todo el derecho del mundo» de conformar una plataforma electoral e impulsar una recogida de firmas para poder concurrir a los comicios, pero a los pocos minutos de concluir la rueda de prensa las agencias ya comenzaron a difundir el «currículo» de algunos de los asistentes a la comparecencia, y grupos como la AVT y el Foro de Ermua reclamaban al Gobierno español actuaciones contra D3M.
Desde Lugo, el presidente del PP, Mariano Rajoy, advirtió al Gobierno español de que le «exigirá responsabilidades» si listas impulsadas por esta plataforma pueden participar en las elecciones, y valoraba que la actuación del Ejecutivo del PSOE ante D3M será el «verdadero termómetro» de la «política antiterrorista» de Zapatero. Rodolfo Ares, del PSE, sostenía que D3M busca «sustituir a partidos ilegalizados para jugar al victimismo y llevar a su gente a la abstención», y auguraba un nuevo veto.
Ya por la tarde, la Fiscalía General del Estado anunciaba que ha instado a las FSE a que investiguen a los integrantes de D3M, ya que, según estas fuentes, de darse coincidencia en la identidad de sus impulsores con los de agrupaciones electorales y de partidos de la izquierda abertzale ilegalizados o anulados en anteriores comicios, «habría base suficiente para impugnar sus candidaturas». Señalaba que, en cualquier caso, debe esperar a saber si D3M logra su objetivo de recoger las firmas necesarias.
El propio Zapatero advertía poco después de que su Gobierno no permitirá que concurra ninguna opción política que suponga sucesión de las formaciones abertzales ilegalizadas.
Desde Euskal Herria, por otra parte, EA y Aralar defendieron el derecho de D3M de estar en las elecciones.