En esta etapa se inicia un largo recorrido por una sucesión de sierras de superficie llana en extremo, tapizada en una primera parte por rasos y ganada la falla de Zunbeltz la sierra de Urbasa cubierta de bosques. Los densos hayedos que la cubren y el agua que, propiciada por las precipitaciones del próximo Atlántico, se cuelan en el inmenso queso de grouyère calcáreo ofrecen el contraste de dos paisajes diferentes.

En este recorrido, a la altura de la falla de Zunbeltz se forma una horquilla de dos ramales montañosos donde se bifurcan dos itinerarios: la que continúa hacia los Montes de Gasteiz y la que, una vez finalizada en Argantzon, retoma en este punto un nuevo cordal de sierras en busca de las de Toloño, pasando por las de Lokiz y Kodes.

Munarritz es con 910 m. de altitud el pueblo más alto del Valle de Goñi, abierto a todos los soles y a todos los vientos que azotan a la sierra de Andia. Conserva hermosas casonas, de rancio abolengo, no en vano el rey Teobaldo II le concedió su Fuero el año 1253 y más tarde el rey Juan II le concedió la condición de hijosdalgo.

El itinerario arranca a la altura de la iglesia para una vez pasado junto una fuente continuar por una pista «todo uno». Esta nos llevará tras pasar un portillo por los flancos orientales de la cumbre de Santa Cruz, coronada por un bosquete de pinos. Sin desniveles apreciables nos situararemos sobre el altiplano de Otsondo y Siete Hayas (1117 m.) donde finaliza la pista tras cruzar un portillo de hierro. Ya con la vista puesta en los altos de Treku y el largo lomo pelado de Santa Quiteria-Dorrokoteka iniciaremos por un ramal situado a la derecha un ligero y continuado descenso (NO) hasta situarnos en el interior de la vaguada de Ingiri, en la cabecera de un barranco abierto hacia las tierras de Gembe, pueblo situado en un rellano del carasol de Andia.

El camino nos llevará a las bordas de El Pelotón, un conjunto de ruinosas edificaciones que dan una idea del esplendor de la vida pastoril en épocas pasadas. En este lugar se conserva aún una de las características txabolas de forma circular conocida por La Cofradía. Tras cruzar nuevos portillos y dejar al paso las ruinas de otras bordas, entre ellas la llamada Borda Nueva, sólo nos restará ganar por fuerte pendiente la cumbre de Santa Quiteria (1.207 m.) Cercano hacia el este queda el cordal de los Altos de Trekua, que encierra la cabecera del barranco de Lezitza con el espectacular farallón rocoso de Beriain-Lezitza, que preside con esplendor la sierra de Andia.

Esta pequeña cumbre tiene su historia, donde apenas quedan rastro de las ruinas de la ermita de Santa Quiteria, referencia de los pastores y leñadores que vivían casi todo el año en esta parte de la sierra de Andia. Documentada ya en el siglo XVII por la existencia de un ermitaño, en tiempos de la invasión de las tropas de Napoleón fue utilizada por la guerrilla de Espoz y Mina como escondite para guardar armamento. Descubierto por los franceses fue volado. Pese a esto las ruinas fueron un referente en las posteriores guerras carlistas.

Mirando hacia la vecina cumbre de Peña Blanca y el rellano herboso que forma la cabecera del barranco de Lezitza veremos el trazado de una pista herbosa, donde se cruzan los caminos del valle de Ergoiena con los Goñi y Ollo y estos con el alto del puerto de Lizarraga. Los siguientes pasos han de dirigirse siguiendo la alambrada hasta la próxima cumbre de Beortzulo (1.228 m.) para desde allí bajar por los flancos norteños del cordal hasta desembocar en la cercana pista.

Sólo nos restará seguir por ella en suave descenso por la amplia vaguada abierta entre el cordal que hemos abandonado y el borde de la sierra que domina el valle de Ergoiena. Una vez en la balsa de Larraga, la tierra da paso a la grava de una pista «todo uno». Al paso de la doble balsa de Saratsa, dominada por el peñasco de Usabide (1.171 m.) dejaremos un dolmen y, poco más tarde, tras descender una fuerte pendiente alcanzaremos la boca sur del túnel de Lizarraga (1.038 m.). Venta y aparcamiento.