Remontada en el Vicente Calderón
Salto para avanzar varias casillas
El equipo bilbaino cuajó su mejor actuación de la temporada como visitante, lo que le permitió prolongar su momento dulce. El Atlético se adelantó con un gol de rebote, pero los tantos de Koikili y, en dos ocasiones, Llorente propiciaron la remontada del Athletic.
ATLÉTICO 2
ATHLETIC 3
Amaia U. LASAGABASTER | BILBO
Como si hubiera caído en la oca, el Athletic adelantó ayer algunas casillas en su carrera por el tablero de la Liga. Su situación en la tabla no varía excesivamente -aunque el colchón sobre el descenso se amplía-, ni los puntos sumados en el Vicente Calderón se diferenciarán del resto a final de temporada, pero el triunfo fue de esos que, por escenario, rival y circunstancias, superan con creces la etiqueta de «muesca» dentro de la carrera que vienen marcando los bilbainos en las últimas jornadas.
Tres condicionantes que el Athletic superó ayer para dar un salto de calidad. Los vizcainos se trajeron los puntos de uno de los estadios clásicos de la Liga -también de los más motivantes para los equipos vascos, como respuesta a la buena acogida de la que suelen disfrutar-. El rival, por muchas vueltas que se le dé a su famosa crisis, es uno de los más complicados del campeonato, como demuestra su clasificación; más aún en su campo, donde acumulaba cuatro victorias consecutivas y había disfrutado con unas cuantas goleadas. Y el Athletic, además, tuvo que hacer frente a un gol tempranero, ante el que volvió a saber reaccionar, a lo que hay que añadir que se trataba -aunque el rival estaba en las mismas- de su tercer partido en el lapso de ocho días.
Escenario, rival y circunstancias, por tanto, de máxima exigencia, que mejoran el buen sabor de tres puntos que, condicionantes al margen, ya eran sabrosos: afianzan al equipo en la zona media de la clasificación, con un colchón de nueve puntos sobre el descenso y a siete de posiciones europeas; suponen la sexta jornada consecutiva en positivo y son la traducción, además, de la segunda victoria consecutiva de los rojiblancos lejos de San Mamés, que no es poco decir, teniendo en cuenta cómo marchaban las cosas hace poco más de un mes.
Disgusto inicial
Como había sucedido ante Espanyol y Osasuna, las cosas no empezaron bien para el Athletic que, tras un cuarto de hora igualado y sin demasiado fútbol, vio cómo el Atlético tomaba ventaja en el marcador gracias a un rebote. Antonio López recibió un saque de esquina en corto y su zapatazo dio en Ion Vélez, haciendo inútil la estirada de Iraizoz.
La cosa no pintaba nada bien. Si algo parecían tener que temer los colchoneros era la presión de un público muy caliente tras los últimos tropiezos. Con un gol tranquilizando al personal desde el luminoso, jugadores especialmente aptos para el contragolpe sobre el césped y los buenos precedentes del Atlético en su estadio, el reto se veía poco menos que imposible para los bilbainos.
Pero afortunadamente, y también como había sucedido en sus dos últimos envites, éstos no lo vieron así. El Athletic empieza a creérselo y está claro que el convencimiento es un arma tan válida como cualquier otra. A los de Joaquín Caparrós les valió ayer para restar efectos sosegantes al gol de Antonio López, gracias a las llegadas que, de forma continuada, empezó a recibir el área madrileña. Ion Vélez, Llorente y Susaeta probaban desde dentro y Orbaiz y Koikili desde fuera. A la tercera intentona del lateral de Otxandio, a segundos del descanso, llegaba el gol del empate, con un zapatazo desde la frontal que se coló pegado al palo derecho de Leo Franco.
Premio a la ambición
A los cinco minutos de la reanudación, el partido cambiaba definitivamente. Fernando Llorente le robó la cartera a Ujfalusi para plantarse en el área y batir a Leo Franco, aprovechando también el rebote en el cuerpo de Álvaro Domínguez.
El equipo de Javier Aguirre -al que dedicaron el inevitable «vete ya» a lo largo de todo el segundo tiempo- no tomó ejemplo de su rival y no supo reaccionar al gol bilbaino. Sí lo hizo el Athletic que, lejos de encerrarse para intentar mantener tan goloso marcador, se creció aún más para acabar controlando el segundo tiempo casi por completo.
El premio a su ambición llegó a menos de media hora del final, con un gran servicio de Gabilondo que Llorente, bien situado, sólo tuvo que empujar para convertir el tercero.
Para entonces, los jugadores atléticos ya estaban tan desquiciados -Gabilondo, de hecho, había sustituído a David López, que se retiró tras sufrir una dura entrada de Maxi Rodríguez-, que atizaban más a sus rivales que a la pelota.
A tal punto llegó la cosa que Muñiz Fernández, pese a lo que le costó rebuscar en su bolsillo cuando la infracción llegaba del lado local -perdonó, en dos ocasiones, la segunda amarilla a Camacho por dos duras entradas; y en la recta final, la roja a Agüero por un pisotón a Javi Martínez-, acabó mostrando ocho amarillas a los de Aguirre, que incluso acabaron con diez después de que Maniche viera la roja directa por clavar los tacos a Orbaiz en el pecho.
Con semejante panorama, hasta el objetivo del Athletic parecía variar para convertirse en regresar a Bilbo sin jugadores lesionados. Pero ni en sus mejores tardes puede vivir un final de partido tranquilo la escuadra vizcaina, a la que le tocó apretar los dientes en la recta final.
Fue, no saber dormir el partido con todo a su favor, el único pero a la actuación del Athletic y, como había sucedido con el premio, el castigo también acabó llegando. A dos minutos de que se cumpliese el tiempo reglamentario, y con otro rebote de por medio, Forlán culminó una jugada de Agüero, encendiendo la luz de una última esperanza para su equipo. Afortunadamente, el Atlético no tuvo ni tiempo, ni ideas, ni fuerza para firmar una carambola que no había merecido.
Feliz por la actuación de su equipo y por la victoria, pero huyendo de euforias. Así compareció Joaquín Caparrós en la sala de prensa del Vicente Calderón. «De la misma manera que manejábamos los resultados negativos con cierta distancia, también lo tenemos que hacer ahora. No hay que caer en la euforia, sino desconectar y a partir del pitido final del árbitro, empezar a preparar el siguiente partido», abogó.
No hay que echar campanas al vuelo, por tanto, pero sí está «permitido» congratularse por el buen momento del equipo. «Lo importante es que los jugadores van creciendo. Es un equipo muy joven, pero se van consiguiendo los resultados. Y aunque suene a tópico, es así, para conseguir resultados, lo fundamental es el trabajo y creer en las propias posibilidades».
Ese convencimiento ha quedado claro en los últimos encuentros del Athletic. «El fútbol tiene mucho que ver con el estado anímico. Cuando un equipo entra en una racha de aire a favor, todo le entra. El otro día ante el Espanyol, después ante Osasuna y ahora aquí, el equipo iba perdiendo pero sabía que podía, tenía la confianza de que iba a poder remontar el partido», destacó el entrenador rojiblanco.
En lo que respecta al choque del Calderón, Caparrós se reconoció «muy contento» por el trabajo realizado por sus jugadores ante «un magnífico equipo». La única pega llegó en la recta final del choque. «Ahí tenemos que tener más madurez, tener más el balón -analizó- porque con la calidad que tiene el rival, aún estando con uno menos, te puede complicar el partido en una sola jugada».
Koikili, por su parte, se declaró feliz tras «un partido muy bonito y un resultado muy bueno», además de por su gol. El jugador de Otxandio, que confesó haberse «sorprendido un poco con mi rendimiento», destacó el momento dulce del equipo. «En casa estamos fuertes y fuera de casa hemos empezado a sacar resultados. En esta línea podemos estar tranquilos e incluso aspirar a cotas mayores» .
La combinación nieve-Frente Atlético ofreció los resultados que cabía esperar. Los aficionados colchoneros bombardearon a Gorka Iraizoz durante el calentamiento e incluso durante el partido, lo que provocó que éste comenzase con retraso y que incluso se detuviese por espacio de un par de minutos.
Tampoco esta vez podrá repetir equipo Joaquín Caparrós, que pierde a Fernando Amorebieta para el encuentro del próximo domingo frente al Valencia. El central vio ayer su quinta amarilla, por lo que no podrá cumplir la sanción en el choque de Copa ante Osasuna.