Bakero dijo en su día que a su equipo le pesaba una mochila que desde su marcha se ha cargado con un pesado lastre del descenso que nadie ha asumido y que ha agravado la crisis económica de un club no preparado para bajar a Segunda. Los jugadores de la Real juegan con una mochila que pesa demasiado. No sólo quieren ganar partidos porque es la esencia para un futbolista. Además deben hacerlo para saldar la deuda con la historia del club y eliminar la culpabilidad que sienten, para cobrar porque sólo un ascenso permitiría recibir lo que les corresponde y para aliviar la crisis económica del club. Por si fuera poco, ahora tienen que ganar para facilitar la tarea de las trece personas que han recogido el SOS desesperado que han sabido trasmitir de manera tan discreta como clara. El sector de la afición clave en Anoeta no ha comprendido los mensajes que han trasmitido los mismos jugadores que se han comprometido con este club y con esta sociedad de manera ejemplar. Sería bueno que interpreten todo lo que han dicho y callado en su año más duro. Las opciones de subir pasan porque ellos se sumen a la unidad que ahora hay dentro del club.