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CARMEN MUÑOZ MARTÍNEZ | Presa política del PCE(r), desde la cárcel de Córdoba

Sobre la situación de las presas y los presos políticos enfermos

Soy Carmen Muñoz Martínez, presa política militante del PCE(r). Llevo 27 años en prisión en dos etapas, y me encuentro gravemente enferma. Me operaron y extirparon un cáncer de mama en 2007.

En las revisiones que me han hecho en este pasado año no hay señales de que el cáncer se haya reproducido ni hayan surgido tumores nuevos. Tras extirparme los tumores cancerígenos, se me «achicharró» la zona con 33 sesiones de radioterapia, que me han dejado secuelas como grave dermatitis, anemia y otras dolencias, que me dicen durarán unos dos años.

Para prevenir la aparición de nuevos tumores, se me administra una medicación hormonal (Tamoxifeno), que tengo que tomar por un mínimo de cinco años y que, además de adelantarme la menopausia, me está provocando serios problemas digestivos, sofocos, bajada de plaquetas, secreción vaginal, dolores de cabeza, fatiga, náuseas o vómitos, resequedad vaginal e irritación de la piel alrededor de la vagina y ronchas en la piel.

Pero lo más duro es que el Tamoxifeno aumenta muchísimo el riesgo de dos tipos de cáncer que pueden desarrollarse en el útero: el cáncer de endometrio y el sarcoma uterino. Como todos los cánceres, el cáncer de endometrio y el sarcoma uterino pueden poner la vida en muy alto peligro.

Y claro, en situación de prisión, con nuestra categoría FIES, todas las atenciones médicas son totalmente insuficientes y van con retraso. Me tenían que sacar en diciembre al hospital de Córdoba, pero no lo han hecho, y cuando me saquen, los análisis de noviembre ya no servirán.

Por no hablar del médico de aquí. Aún estoy esperando que me pregunte una sola vez desde que me detectaron el cáncer de pecho cómo me encuentro. Se limita a recetarme la medicación -porque yo se lo recuerdo, claro-. Por no hablar de su «sinceridad», cuando hace ocho meses me aseguró que había pedido salida al hospital para los graves problemas de dermatitis que el cáncer me ha acarreado y... acertáis, nada de nada.

Por cierto, os escribo aterida de frío, con guantes, gorro y bufanda. En el invierno más frío en los últimos 40 años aquí en Córdoba, no sabemos lo que es la calefacción en todo el otoño-invierno. No sabemos si nos han apuntado forzosamente a un plan de ahorro energético con la coartada de la crisis o si se trata de un nuevo método de «arrepentimiento» de los presos políticos, en este caso por congelación.

Para hacernos más «llevadera» la prisión, además, llevamos casi un año en que ya ni nos entregan las revistas, cartas, publicaciones... que nos enviáis. Las excusas son cien (cito literalmente): «información cuya única finalidad es ejercer `apoyo' o presión social para que los presos persistan en sus posturas radicales y acaten las consignas de sus organizaciones». Para morirse de la risa, cuando, como a supuestas «bombas», se refieren al libro «Materialismo y empiriocreticismo» de Lenin, a recortes de «Le Monde Diplomatique» y GARA o, incluso -podéis reíros, pues es cierto-, un artículo de ¡Iñaki Gabilondo!, sí, el de las homilías en Cuatro. En este caso, porque el artículo procede de un diario digital y (cito literalmente) «internet es incontrolable».

Pero, a pesar de todo esto, de mi grave enfermedad, de mi situación de aislamiento, me encuentro muy bien, con alegría y ganas de vivir, de luchar y de resistir.

También gracias a vosotros y vosotras, por supuesto.

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