Los indicadores dados a conocer ayer por la OCDE hablan de una «profunda ralentización» de la economía en el mundo. Eufemismos aparte, este organismo internacional viene a confirmar que la economía global sigue en caída libre y de ella no se libran ni las grandes potencias como Estados Unidos, Alemania o Japón, ni las denominadas economías emergentes como China, Rusia o India. Respecto a las perspectivas, el presidente del Eurogrupo, el primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker, aseguraba que «vienen años difíciles, y me refiero al propio 2009 y a 2010, aunque espero que la situación se encamine hacia la normalización en el entorno de 2011 ó quizá 2012».

En este desolador panorama brilla con especial intensidad el Estado español, que además de contar con el mayor nivel de paro de los treinta miembros de la OCDE, -duplicando la media- es también el que en el último año más ha visto incrementar el desempleo en términos relativos. En el otro extremo, Brasil es el país con una desaceleración menos pronunciada, y el único de la OCDE considerado en situación de «inflexión» y no de «fuerte ralentización».