Victoria Mendoza Psicoterapeuta
¡Que te vaya bonito siempre...!
Todo momento, todas las personas y todas las circunstancias y vivencias son en realidad grandes enseñanzas en la vida. Sólo hay que decidir si queremos o no ser buenos alumnos y aprendices, porque maestros y lecciones tenemos muchos y siempreMis disculpas a quienes me lean por utilizar este espacio para compartir algo tan personal. Esta semana he perdido a una de mis más grandes maestras chamanas: mi madre, una gran madre y abuela en toda la extensión de la palabra, mujer revolucionaria y justa, mujer sabia
Al fin decidió irse y descansar a pesar de sus grandes resistencias, soportando unos meses más de agonía para darles la oportunidad a sus hijos y nietos de despedirla con muchas atenciones y cuidados, con muchos mimos y mucha ternura, oportunidad de responder y corresponder.
Unas días antes ella soñó su muerte, soñó cómo sería su funeral. Mucha gente y muchas flores, y así fue en efecto, hubo mucha gente y las flores tuvieron que ponerse unas sobre otras porque no había espacio para todas. Muchos quisieron despedirle con agradecimiento y admiración por todo lo que les ayudó, les enseñó e hizo por ellos y siempre con la personalidad que la caracterizaba, ayudar de una manera sencilla y, sobre todo, discreta.
Aprovecho para agradecer a toda esa gente que nos acompañó en ese momento, a todos los que nos han expresado su pésame y se han solidarizado con el dolor que pueda implicar esta irreparable pérdida y, sobre todo, mi agradecimiento a todos aquellos que han sabido apreciar y agradecer todo lo que ella significó para cada uno.
Se ha ido en paz, satisfecha y serena por todos los esfuerzos y logros, por todo lo dicho y hecho, por todo lo que aprendió y enseñó, por todo lo que escuchó, silenció y pudo decir, e indiscutiblemente, sin lugar a dudas, por todo el amor que dio y que recibió a lo largo de toda su vida. Creo que su vida fue, además de productiva y útil, bien aprovechada.
Y espero que nosotros hijos y nietos, vayamos recordando muchas de sus enseñanzas y sobre todo consigamos en una mínima parte toda esa actitud y filosofía de vida llena de coherencia y de justicia que siempre supo llevar de una manera tan natural y tan propia.
Mi agradecimiento a todos los amigos y a la familia que nos acompañó, mis deseos de que los que todavía tienen a sus padres los disfruten y sepan agradecerles el sólo hecho de que por ellos están aquí en este momento aprendiendo a vivir.
Y mi eterno agradecimiento por haber tenido la oportunidad de tener una madre de estas características, y de quien espero seguir poniendo en práctica muchas de sus lecciones nobles y justas en lo que me quede de vida.
Creo sin lugar a dudas que todo momento, todas las personas y todas las circunstancias y vivencias son en realidad grandes enseñanzas en la vida. Sólo hay que decidir si queremos o no ser buenos alumnos y aprendices, porque maestros y lecciones tenemos muchos y siempre.
Por todo lo anterior, por todo lo que significas para mí, por compartirme gran parte de tu amor y sabiduría, te doy las gracias, madre, y espero «que te vaya bonito ahora y siempre».