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Pitonisos

Escuchaba en un programa radiofónico a analistas de la realidad televisiva y al preguntarles qué pensaban sobre cómo sería el futuro inmediato, casi nadie era capaz de hilvanar dos ideas o conceptos seguidos que nos pudieran dar alguna pista. Los pitonisos funcionamos mejor cuando le vemos los testículos al macho que cunado miramos nuestras bolas de cristal. Parece claro que hay dos planetas televisivos: las generalistas y el resto.

Algunos conceptos podemos trasladar. Los jóvenes de dieciocho a treinta y cinco años han roto el pacto del mando. Es decir, no pactan con nadie en el salón de estar donde hasta hace muy poco se reunía la familia ante el tótem y se llegaba a un acuerdo y para no entrar en constantes discusiones, se lo montan a su aire. Con otro televisor, con su ordenador o con otras pantallas de diversos tamaños y con la utilización de muchos otros recursos tecnológicos para poder almacenar, archivar y visionar lo que les interese en el momento que les dé la gana.

Las mujeres han ido incorporándose al mundo laboral, y por ello, han variado las masas críticas que pueden ver los programas que antes se llamaban de «marujas» y han arrastrado a los magazines al ostracismo. Pequeñas variaciones que podemos constatar al analizar las audiencias, pero seguimos sin saber qué nos depara el futuro, y solamente nos orientaremos por lo que proponen algunas cadenas recién llegadas, y la recalcitrante postura inmovilista de las generalistas más veteranas, con una TVE que ha recuperado la iniciativa a base de un retorno al pasado más cutre y casposo. Un mal síntoma.

Ayer se estrenó un nuevo reality en Cuatro, «Granjero busca esposa», que se añade a una parrilla de esta cadena que es una apuesta desoladora por un tipo de programación absolutamente fuera de toda idea más o menos progresista de la vida. Es la comercialidad más cruda, el reality como argumento casi único, con apenas unas series en declive, sus porciones de autoayuda, los concursos más indolentes, los callejeros más tremendistas y unos informativos en los que destaca los sermones de Iñaki Gabilondo junto al madridismo endémico de su sección de deportes. ¿El futuro o el pasado?

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