Quinientos años después, vuelve el gobernante español a Nafarroa, esta vez representado por su ministro de Cultura. Para organizar, ni más ni menos, que los fastos con que celebrarán la conquista, a sangre y fuego, del Reino de Navarra. Y Miguel Sanz lo reviste de patraña histórica: «En 1512 se produce la incorporación a Castilla, dando forma a la Navarra autonómica, foral y española». Les traiciona el subconsciente.