CRíTICA cine

«Cuando ella me encontró»

Mikel INSAUSTI

Helen Hunt debuta en la realización cinematográfica con una obra muy personal, en la que sacrifica su estelaridad en beneficio del drama de un personaje femenino muy real, con el que consigue una identificación plena, posiblemente desde la experiencia de su reciente maternidad. En ningún instante el espectador tiene la sensación de estar viendo a una ganadora de un Oscar, sino a la April Ebner de la novela de Elinor Lipman, que es una maestra de preescolar situada ante la crisis de los cuarenta, la cual desea ser madre y encontrar una cierta estabilidad emocional antes de que su reloj biológico indique que ese momento vital ya ha pasado. El resto de los integrantes del reparto sintonizan con la protagonista, ajustándose a sus respectivos cometidos sin exhibicionismos de ninguna clase. Matthew Broderick se limita a hacer del inmaduro esposo incapaz de afrontar responsabilidades, mientras que Colin Firth ejerce de padre en solitario volcado en la educación de sus dos niños. Y la que más se contiene es Bette Midler, que presta su carácter extrovertido a la naturaleza abierta de la madre biológica de April, pero cambiando de registro en cuanto las situaciones dramáticas así lo requieren. La película está muy bien narrada, gracias a un guión que sabe concentrar toda la suerte de acontecimientos cotidianos que se pueden desencadenar en una determinada fase crítica en la existencia de una mujer. Las dudas y reflexiones personificadas por Helen Hunt resultan reconocibles y extrapolables a personas de nuestro entorno, salvo en lo tocante a la religiosidad de la que hace gala. En su conflicto particular influye el hecho de haber sido adoptada por una familia judía que la educó en sus tradiciones y creencias, por eso, cuando pierde el bebé que espera, se enfrenta a un Dios contradictorio, tan lleno de amor como de ira y crueldad. Es una vertiente que puede mover a consideraciones varias al hilo de la actualidad más sangrante.