Fraude arqueológico en Araba
Eliseo Gil cuestiona la solidez del informe y propone otro estudio multidisciplinar
En su comparecencia ante las Juntas Generales de Araba, el ex director del yacimiento de Iruña-Veleia cuestionó el trabajo de la Comisión de Expertos que concluyó que los hallazgos eran falsos. Tachó de parcial el informe final y señaló la falta de unanimidad entre sus componentes para pedir que se verifiquen uno por uno los «sorprendentes grafitos».
Itziar AMESTOY | GASTEIZ
Eliseo Gil no se salió del guión previsto en su comparecencia antes las Juntas Generales de Araba. Aprovechó su paso por la Comisión de Cultura, realizado a petición propia y del PSE, para reafirmarse en la versión que ofreció ante los medios de comunicación un día después de que la Comisión Científica de Investigación sobre el yacimiento diera a conocer ante el mismo órgano que los hallazgos eran falsos. El proceder de la Comisión así como el de la Diputación fueron el blanco de las críticas de su intervención. Después de argumentar que los informes no se podían tomar como concluyentes, hizo un llamamiento a un «debate científico y un estudio multidisciplinar en profundidad que, a nuestro juicio, aún no ha tenido lugar».
El primer aspecto en el que incidió Eliseo Gil fue la falta de unanimidad de los informes de la Comisión criticando la «unanimidad científica» que se cita en la Orden Foral que se dictó el mismo día en el que se conocieron las conclusiones y por la que se le revocaba el permiso de excavación y de acceso al yacimiento al equipo de Lurmen, encabezado por Gil. Según el ex director de Iruña-Veleia -que también formaba parte de la Comisión-, «de un total de 27 expertos, sólo 4 de ellos hablan expresamente de falsedad y manipulación reciente», además de otros que cuestionan la cronología presentada -las piezas se dataron en época tardo-romana es decir entre los siglos III y V- o que sugieren la posibilidad de que no sean auténticos.
El método arqueológico llevado a cabo por los trabajadores de Lurmen fue otro de los puntos en los que incidió. Gil defendió su rigor científico a raíz de la acusación que recoge la citada Orden Foral y en la que se asegura que no ha garantizado la correcta aplicación del proyecto del yacimiento. En este tema, criticó el Informe del Área de Arqueología de la UPV en el que se basó el Gobierno Foral para la revocación del permiso. Según Gil, las tres escuetas páginas de la que consta el documento que concluye que no pueden validar la fiabilidad del procedimiento de excavación o de la datación son una «opinión gratuita». El ex director apuntaba la documentación parcial con la que han trabajado y la selección intencionada de la información elaborada por los expertos consultados como razones para defender su gestión.
Anacronismos a debate
Las alusiones de Gil a piezas concretas se limitaron a cuatro aspectos, que rebatió a través de imágenes en la presentación con la que acompañó su intervención. Así, para dejar sin validez la afirmación de Giuliano Volpe en las que aseguraba que las cruces vestidas que se ven en algunas piezas «aparecen únicamente a partir del siglo V» y las figuras a los lados del crucifijo lo retrasa hasta la época medieval, Eliseo presentó 5 imágenes previas al siglo IV en las que aparecían grafitos similares. Empleó esta misma metodología para decir que la aparición de una sirena o de mujeres con el pelo largo y suelto -anacronismos señalados por el arqueólogo de la Comisión Julio Nuñez- son posibles. Así, afirmó que las conclusiones de la Comisión no son más que «presuntas opiniones científicas».
En el turno posterior de los grupos, el representante del PNV, Román Berriozabal, aprovechó para criticar que Gil «sólo ha rebatido lo que ha querido rebatir y sólo ha contrastado» lo que le interesaba. En las intervenciones de los junteros también se resaltó la ausencia de referencias de Eliseo a temas lingüísticos y filológicos, que concernían especialmente a los supuestos hallazgos de piezas en euskara. El ex director del yacimiento se defendió asegurando que la disciplina que domina es únicamente la arqueología.
Así las cosas, Eliseo Gil apuntaban la necesidad de «sacar la cuestión en los estrechos márgenes en los que se ha movido» y «verificar uno por uno todos los hallazgos». Y es que Gil apuntaba que la Comisión de Expertos que la Diputación impulsó para determinar la autenticidad o falsedad de los hallazgos no ha contado con el rigor necesario.
Nuevos estudios
Por eso, volvía a lanzar la necesidad de nuevas analíticas, procesos de verificación macroscópico y físico-químicos. Respecto a la metodología de la Comisión, sus criticas se centraron en el que el mismo día en el que se redactó el informe final, él recibió la Orden Foral de revocación del permiso y que fue esa misma tarde cuando las conclusiones se dieron a conocer ante las Juntas Generales. También apuntó que sus aportaciones no fueron tomadas en cuenta. Cabe recordar que el día que los expertos comparecieron, apuntaron que el informe final presentado por el equipo de Lurmen ese día no recogía novedades relevantes respecto a la documentación anterior.
Por parte de los grupos junteros, la intervención más exhaustiva la protagonizó el representante de EA, Patxi Martínez, que trasladó un total de 30 preguntas al ex director que pretendían conocer los detalles de la gestión arqueológica del yacimiento. Sin embargo, Gil respondió una por una a las cuestiones trasladando una absoluta normalidad en la práctica llevada a cabo por su equipo.
Desde el PSE, Virgilio Bermejo, coincidió plenamente en los planteamientos de Gil y pidió a la diputada de Cultura, Lorena López de Lacalle, que lidere otro grupo de trabajo, de ámbito internacional, que analice los hallazgos. La diputada, sin embargo, reafirmaba en un artículo remitido a la prensa su confianza en el trabajo realizado por la Comisión y aseguraba que los informes son «se mire como se mire, aplastantes». Mientras, el caso se encuentra en manos de la Fiscalía después de que la Diputación presentara una denuncia por un presunto delito por parte de Lurmen de ataque al Patrimonio Cultural.
La segunda comparecencia prevista para la sesión de ayer era la de los propios trabajadores de Lurmen, empresa que gestionaba el yacimiento hasta que se revocó el permiso el día en que la Comisión de Expertos concluyó la falsedad de los hallazgos.
Fue Oscar Escribano el encargado de trasladar el parecer del «colectivo más olvidado en este proceso», tal y como se autodefinió. En una intervención en la que trasladó la vivencia más personal de los hechos, aseguró que no saben ni «cómo sentirse» cuando de un día para otro «te encuentras con tu puesto de trabajo cerrado». Criticó asimismo que desconocían las razones del mismo, «salvo lo que puedes leer en la prensa». Por ello, y con la intención de que «se lave nuestra imagen», apuntó la esperanza de que se esclarezcan los hechos y se «llegue a la verdad».
El daño que han sufrido en su imagen y honor, sin embargo, fue apuntado tanto por Escribano como por Gil como irreparable, aunque este último fue más allá y volvió a apuntar que ha sido la diana de un «linchamiento mediático».
Las acusaciones sobre la repercusión en los medios de comunicación que ha tenido el asunto se lanzaron desde todas las partes. Varios junteros criticaron al ex director que empleara comparecencias públicas para expresar sus opiniones en vez de acudir a la Comisión de Expertos de la que formaba parte. Gil se defendió asegurando que había sido la forma en la que se desarrolló el trabajo de la comisión la que le había dejado ese único escenario. En este aspecto, el juntero de ANV, Aitor Bezares, se lamentó del «espectáculo de desavenencias» en el que se ha derivado. Así, criticó la falta de comunicación entre las partes que había posibilitado los malentendidos a la vez que denunció que se haya convertido en una batalla «por fascículos» en la que se les ha reducido a simples «espectadores del debate».