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Política, políticos y credibilidad

Las Juntas Generales de Gipuzkoa aprobaron ayer el informe redactado por la comisión de investigación sobre el fraude de la Hacienda de Irun, en el que se atribuye a siete ex altos cargos forales del PNV responsabilidad política en esos hechos. Los junteros del PNV intentaron evitar la asignación de responsabilidad directa a varios de esos cargos y sobre todo intentaron neutralizar la acusación contra el que fuera diputado general, Joxe Joan González de Txabarri, intento en el que contaron con el apoyo de Eusko Alkartasuna. Finalmente no les quedó otra opción que emitir votos particulares en este tema concreto, mientras votaban a favor del grueso del informe. Asimismo, los portavoces jeltzales intentaron hacer ver que el informe exoneraba de responsabilidad política al PNV como partido, algo inconcebible dada la gravedad de los hechos probados y la redacción del mismo.

Sorprende ese afán por liberar de responsabilidad a alguien, González de Txabarri, a quien el propio Gipuzkua Buru Batzar ha llevado ante sus tribunales internos y a quien ha pedido que se dé de baja en el partido, precisamente por usar su poder político y datos privados oficiales para vengarse del candidato propuesto para sucederle en el cargo, el defenestrado Jon Jauregi. No parecen antecedentes como para defender su honestidad, mucho menos para mantenerlo en el cargo de presidente de la Autoridad Portuaria de Pasaia.

Por otro lado, en el caso de Gipuzkoa es evidente que la Ley de Partidos ha generado una situación en la que estos casos se apagan como consecuencia de la «solidaridad» corporativa entre políticos. No en vano, si la representación en esa cámara respondiese a lo que los guipuzcoanos votaron en las elecciones de mayo de 2007 el PNV sería la tercera fuerza, por detrás del PSOE y de la candidatura ekintzale, y es posible que la investigación hubiese llegado más lejos. Y es que éste es un país en el que hay políticos que van a la cárcel por hacer política y políticos que, además de no ir a la cárcel por el hecho de serlo, medran dentro de las instituciones.

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