Los comités de trabajadores del grupo Aernnova denunciaron ayer el desinterés y el abandono que, a su juicio, han mostrado las instituciones vascas en el sector aeronáutico y que ha permitido que 2.000 nuevos puestos de trabajo vinculados al contrato con Airbus se vayan a crear finalmente en Toledo.

Los comités de las plantas alavesas de Aernnova consideraron «un jarro de agua fría para la plantilla y para la sociedad alavesa en general» que Aernnova haya decidido que la fabricación de los componentes del A350 para Airbus se instale en la localidad de Illescas, en Toledo.

Los comités indicaron que las instituciones alavesas han ofrecido «buenas palabras» y declaraciones, pero que no han servido para nada. En cambio, opinaron que Caja Castilla-León, principal accionista de Aernnova, con menos palabras sí ha conseguido llevar hasta su comunidad una inversión que supondrá la creación de 2.000 puestos de trabajo para cuatro décadas.

Los representantes sindicales recordaron que cuando Gamesa vendió su división aeronáutica, que luego se convertiría en Aernnova, las instituciones alavesas y vascas no mostraron ningún interés, como tampoco lo hacen ante «la muerte dulce que atraviesa el sector» en Araba.

Además, indicaron que llevar a Toledo el «supercontrato» de Airbus no responde a intereses empresariales sino a motivos meramente políticos.

Silencio de la empresa

Por otro lado, denunciaron que Aernnova no ha recibido a los representantes de la plantilla en todo este proceso y aseguraron que ha silenciado una decisión adoptada hace tiempo «ante la indiferencia de las instituciones vascas». De hecho, el Ayuntamiento de Illescas dijo conocerlo desde hace meses.

Los comités esperan que «la debacle» que ha supuesto el proyecto del A-350 para Araba sirva de revulsivo a las instituciones para cambiar su actitud.

Respecto a los 800 puestos de trabajo que, según el presidente de Aernnova, Iñaki López Gandasegi, crearía el A-350 en Araba aseguraron que en realidad serán empleos ya existentes, sobre todo de economistas e ingenieros, y recordaron la elevada subcontratación de este tipo de empleos fuera de Euskal Herria. Finalmente, advirtieron sobre la dependencia de Aernnova de un solo cliente, la brasileña Embraer, cuyos proyectos se van agotando, lo que agudiza la incertidumbre del futuro próximo.