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Bush defiende su gestión y advierte de posibles atentados futuros

George W. Bush se despidió de la Presidencia de EEUU con un discurso en el que, aunque reconoció «tropiezos», defendió sus decisiones en torno a Irak y Afganistán y advirtió contra posibles atentados en el futuro. Aseguró haber actuado siempre «teniendo en cuenta lo que más convenía a EEUU» y aseguró que la investidura de su sucesor, Barack Obama, supondrá un «momento de esperanza y orgullo».
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El presidente de EEUU, George W. Bush, abandonará su cargo el martes con la popularidad por los suelos, pues apenas un 30% de los estadounidenses aprueba su gestión, un mínimo que sólo superó Richard Nixon. Deja la Presidencia con dos guerras abiertas, en Irak y Afganistán, y la economía sumida en su peor crisis desde la Gran Depresión. El jueves (madrugada de ayer en Euskal Herria) se despidió con un discurso en el que defendió su gestión y aseguró que ahora su país es un lugar más seguro, aunque insistió en la persistencia de la «amenaza terrorista» y advirtió de posibles atentados en el futuro.

«Es posible que ustedes no estén de acuerdo con algunas de las duras decisiones que he tomado», reconoció, antes de alegar inmediatamente que «espero que estén de acuerdo en que sí estuve dispuesto a tomar decisiones difíciles».

En esta línea, Bush, que hace unos años fue incapaz de admitir un solo error al ser preguntado en una rueda de prensa, dedicó la mayor parte de su discurso a enumerar lo que consideró sus logros.

Aunque su mandato comenzó con los atentados del 11 de setiembre de 2001, su mayor éxito, a su juicio, ha sido evitar que se repitan nuevos ataques.

«A medida que los años han pasado, la mayor parte de los estadounidenses ha podido volver a su vida de siempre de antes del 11-S. Pero yo nunca lo hice. Cada mañana he recibido un informe sobre las amenazas contra nuestro país, y he prometido hacer todo cuanto estuviera en mi mano para mantenernos a salvo», declaró.

Las dos guerras abiertas son también motivo de orgullo para Bush, que afirmó que Afganistán es ahora «una joven democracia que lucha contra terrorismo y anima a las niñas a ir a la escuela» e Irak es «una democracia en el corazón de Oriente Medio».

También enumeró como logros el haber recortado impuestos, reformado el sistema educativo, aumentado los fondos contra el sida en África o «la promoción de los derechos humanos en el mundo».

Bush admitió «tropiezos» y «cosas que haría de manera diferente si pudiera», aunque no las detalló, pero insistió en que siempre actuó «teniendo en cuenta lo que más convenía» a EEUU y de acuerdo con su conciencia. Apenas mencionó la crisis económica, salvo para defender que «tomamos medidas decididas. Son momentos muy duros para las familias que trabajan pero serían aún más duros si no hubiéramos actuado», aseguró.

Bush no sólo defendió su legado, sino que lanzó una serie de recomendaciones para el futuro. Sobre la situación económica, instó a evitar el aislacionismo y el proteccionismo, pues «retirarnos tras nuestras fronteras sólo invitaría al peligro». Pero, sobre todo, insistió en no olvidar la amenaza de posibles atentados y recordar que los «terroristas» siguen queriendo atacar el país, por lo que «no debemos jamás bajar la guardia».

En su alocución, rindió también homenaje a su sucesor, Barack Obama, «un hombre cuya historia refleja la promesa duradera de nuestra tierra» al convertirse en el primer mandatario negro del país y cuya investidura considera que constituirá «un momento de esperanza y orgullo».

«Invitan» a las personas sin hogar a abandonar la ciudad antes de la investidura de Obama

Como los miles de washingtonianos que huyen de la capital ante la proximidad de la investidura de Barack Obama, Frank Mearns, una persona sin hogar, tiene previsto liar su petate y abandonar su refugio a dos pasos de la Casa Blanca.

Pero él no alquilará su «vivienda» de paso a un precio alto ni se le ofrecerá una escapada a Florida. Mearns, de 37 años, forma parte de la legión de personas sin hogar instadas a abandonar la capital antes de que Obama asuma su cargo el martes.

El viernes a las 5 de la mañana (hora de EEUU) estaba prevista una redada y «todo el mundo deberá marcharse de aquí y no volver hasta el próximo jueves». «Aquí» es un sector situado en un extenso perímetro en el centro de la capital, rodeando el Capitolio, donde Obama prestará juramento, y la Casa Blanca. Pero es también el lugar donde viven Mearns y otras diez personas sin hogar.

Cinco de ellas trabajan a tiempo completo, pero no pueden pagar los costosos alquileres de la capital. Otro debió dejar su casa en Nueva Orleans tras el paso del huracán Katrina.

«Hay una mujer que está en la calle desde hace diez años y ha sido violada varias veces. Duerme junto al tipo del Katrina, y si no está allí, duerme en otra parte. Duerme aquí por seguridad. No sabe dónde irá la próxima semana», señala Mearns.

Según Michael O'Neill, de la asociación nacional para las personas sin hogar, hasta 1.200 personas viven en el perímetro de seguridad establecido para la investidura.

Para David Pirtle, los esfuerzos para vaciar el centro de Washington de personas sin hogar, no tiene precedentes y asegura que será muy difícil hacer desaparecer durante seis días a 12.000 personas -cifra oficial de las personas sin hogar en Washington y sus suburbios-. K.ZEITVOGEL

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