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Eroski, en la antesala de un futuro que es necesario blindar

De histórica puede calificarse sin temor a exagerar la asamblea que celebrarán hoy en Elorrio medio millar de delegados de Eroski para decidir nada menos que su futuro. Un futuro que podría pasar por convertir al grupo vasco de distribución en la mayor cooperativa del mundo, si es que la asamblea da luz verde a la estrategia diseñada por sus responsables, pasando de los 8.000 socios actuales a más de 56.000. Este salto pasa por convertir a 47.000 empleados por cuenta ajena -la mayoría pertenecientes a filiales de Eroski en el Estado español- en socios propietarios de la compañía, dando un salto no sólo cuantitativo, sino también previsiblemente cualitativo a la dimensión de la empresa. Un salto que en los últimos meses ha provocado gran debate en el seno de la compañía que, sin embargo, sólo a salido a la luz de los medios en contadas ocasiones.

El planteamiento, en el que los responsables de Eroski vienen trabajando desde hace tiempo, tiene la innegable virtud de establecer la plena igualdad entre todos los trabajadores del grupo, sea cual sea la ubicación de su puesto de trabajo. Sin embargo, no pueden pasarse por alto los riesgos que asoman de aprobarse esta profunda modificación y que afectan a la naturaleza del grupo como cooperativa vasca. Y son esos riesgos los que la asamblea tiene la obligación de atajar, buscando los instrumentos necesarios para garantizar que Eroski se mantenga fiel a lo que se podría definir como su esencia genética y huyendo de los cantos de sirena interesados que, en trances críticos como éste, apelan a falsos axiomas. Uno de los más socorridos, «el capital no tiene patria», esconde tras su aparente asepsia la amenaza real de desvirtuar la singular, asentada y dilatada experiencia cooperativa de Eroski, como parte del Grupo vasco Mondragón. Un grupo enraizado en Euskal Herria, en cuyo seno nació, creció y ha llegado a la madurez de la que ahora disfruta.

En ese contexto, sin entrar a valorar o condicionar las decisiones a tomar en la Asamblea, dada la importancia que el movimiento cooperativista tiene en el tejido económico vasco, cabe pedir a quienes tienen en su mano decidir que se aseguren de que, tomen el camino que tomen, quede blindada la personalidad de Eroski como cooperativa y como vasca. Es esa perspectiva la que ha llevado a la empresa de Elorrio a conseguir gran parte de sus objetivos, tanto económicos como sociales, y darle la espalda no puede ser presentado a estas alturas como garantía de progreso.

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