Al recibir la invitación de GARA, Carmen Lira y Giuliana Sgrena no dudaron en hacer las maletas y poner rumbo a Euskal Herria. Al interés propiamente informativo del acto se le sumaba en este caso el deseo de ambas de romper con su presencia ayer en el Kursaal «el bloqueo informativo», de conocer de primera mano la situación tras el último proceso negociador y descubrir «en qué etapa estamos después de 50 años».

El viaje fue largo, sobre todo para Carmen Lira, directora del rotativo mexicano «La Jornada». Con ella viajó la también periodista y compañera de trabajo Blanche Petrich. Las horas pasadas en Donostia han sido exprimidas al máximo para cruzar impresiones. Sgrena regresará hoy mismo a Roma, y Lira y Petrich lo harán en los próximos días con un buen sabor de boca, sobre todo «cuando uno ve la confianza y esperanza de Otegi», afirma Lira. Sgrena espera ya volver en marzo a Euskal Herria para cubrir las elecciones al Parlamento de Gasteiz y ver «cómo evoluciona todo esto».

Sobre la mesa, tanto en la entrevista con Otegi como en la conversación mantenida con GARA a su término, ambas coincidían en su preocupación por el tratamiento informativo de conflictos como éste. «Es increíble que los medios de comunicación hagan caso omiso de lo que ocurre, salvo cuando hay acciones de ETA. Debemos aceptar que hay un conflicto político, independientemente de las expresiones armadas. A nosotros nos importa que este tipo de bloqueos no se den en la sociedad, porque hacen mucho daño. Por eso estamos aquí», comenta Lira.

«Hay información que no teníamos. No sabíamos el porqué, por ejemplo, de la ruptura. Arnaldo nos ha aclarado hoy que antes de darse, el Gobierno español se negó a aceptar una propuesta de uno de los mediadores. Pero resulta que lo único que recogieron es la acción de ETA. Nos preocupa que sucedan estas cosas en la sociedad porque entonces los medios pierden su razón de ser», remarcaba Lira todavía en el Kursaal.

Una preocupación compartida y expresada por el propio Otegi, que ante un eventual proceso y en vista del papel que jugaron en el anterior, pidió a los periodistas «un pacto de honestidad y responsabilidad». Sgrena se mostró inmediatamente escéptica: «Podemos olvidarnos de eso», dijo con una media sonrisa. También para Lira, «es algo muy difícil de lograr con unos medios instalados en la superficialidad, la deshonestidad y el silencio. Eso, como el mismo Otegi ha dicho, es para la lista de Navidad», añadía con cierta resignación y tristeza Sgrena.

En su historial cuenta con una amplia experiencia en la cobertura de guerras: Somalia, Afganistán, Palestina o Irak, donde la secuestraron en 2005. La de ayer no era su primera entrevista a Otegi. Lo hizo también en 2000, con otra coyuntura política como telón de fondo. «Quería volver para saber en qué punto está el asunto, porque la cuestión de Euskal Herria está en el centro de Europa, aunque se olvide y no se hable de ella. Me interesaba tener la oportunidad de hablar directamente con uno de los protagonistas más importantes». Le llamó la atención una cosa: «La convicción de que la solución debe darse a través de una negociación».

¿Cuál sería el titular de Carmen Lira? Se queda con «ese ánimo independentista que mantiene la gente. Pese a los sacrificios y el dolor, sigue viva la esperanza de solucionar por los medios pacíficos».