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IBILIZ IBILI | Jesús Mª Alquézar

Vuelta al Circo de Urederra Desde Bakedao

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En la sierra de Urbasa, en las Ameskoas, nace un río, el Urederra, que ha proyectado un escenario fantástico y privilegiado, actualmente y afortunadamente protegido como reserva natural, que representa uno de los espacios naturales más espectaculares que uno puede imaginarse en Euskal Herria. El nacedero se forma en un anfiteatro con numerosas balconadas y pliegues. Es una escarpadura de alrededor 400 mts. Para conocerlo, hay diferentes formulas de paseos y excursiones, y la época recomendada es la primavera. Desde Mendia os sugerimos un circuito en redondo de descubrimiento que combina la marcha por la meseta del circo cárstico con el recorrido del caprichoso cauce del río, con sus cascadas, pozas y vados.

Desde Bakedao

Bakedao es el pueblo de inicio de esta fácil propuesta. Hay que ascender a las últimas casas, y seguir las indicaciones del nacedero. En el primer cruce, se toma el camino de la dcha, que enfila sin dudas hacia el puerto viejo de Bakedao. El sendero, magníficamente trazado, sabio e inteligente, de los que añoramos ante la invasión de tantas y tantas pistas, supera el bosque para en terreno despejado ofrecernos miradores de la fantasía hecha realidad del anfiteatro del Urederra. El recorrido de «vaselina» conduce al excursionista con diferentes lazos hasta la meseta del puerto, puerta de la sierra. A partir de aquí la travesía de todo el circo por el borde es un espectáculo inigualable. Se camina con vistas al vertical corte, dominando los vertiginosos farallones, con diferentes balconadas, sabedores que allí nace el río Urederra, que sentimos y oímos pero no vemos, en un ejercicio inolvidable.

La marcha desemboca de repente en la carretera de Alsasua por el Pto de Urbasa y que va hacia Lizarra. Se debe evitar por dos atajos, siendo mas importante el que la salva tras la primera cueva, (kms.20 al 21) y en la siguiente horquilla, tras unos mts de asfalto, nace una preciosa senda, al borde de una pared con numerosas «viseras» y cuevas-refugio. Es un precioso camino en balcón y en descenso, en un escenario «orinoco-amazónico» de primer orden que desciende en busca de la gran cascada y nacimiento del Urederra. Este espacio privilegiado desarrolla todos los sentidos naturales que el excursionista posee. Es una explosión de belleza natural, protegida. Y de repente un estruendoso ruido, si el cauce del río es abundante, avisa al montañero que se aproxima al nacedero. En el fondo de la garganta y pegada al vertical acantilado del circo, cae vigorosa la cola de caballo del Urederra. Desde aquí la ruta paralela al cauce, que el excursionista va ahora a conocer, salva un vado por un puente, que da paso al comienzo del festival, en un espacio que está habilitado con barreras y miradores, para disfrutar continuamente de pequeños saltos de agua, cascadas y numerosas piscinas, que invitan al baño, y cuyo color varía según la luz, pudiendo ser verdosas, o azules turquesas. El silencio solamente es turbado por el murmullo de las aguas o por el canto de las aves. Espectáculo garantizado que invita a fotografiarlo. Y así, lentamente, sin prisas, deleitándose de tanta belleza, el mendizale se aproximará a Bakedao por una pista que en ascenso le conduce hasta el pueblo, inicio y fin de esta cómoda y sin embargo irrepetible excursión.

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