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Igor Urrutikoetxea | Brigadista en Palestina en 2005

Rabia y vergüenza

Siento vergüenza porque la ONU y los más de 190 gobiernos que componen la comunidad internacional no han hecho nada para evitar este genocidio No nos engañemos. La responsabilidad también es nuestra, tuya y mía, y podemos hacer mucho más de lo que creemos

Ésos son los sentimientos que se me agolpan cuando observo lo que ha sucedido en Gaza desde que el 27 de diciembre dio comienzo la última de las masacres sionistas en Palestina.

Siento una rabia enorme al ver el tratamiento que los grandes medios de comunicación han dado a este genocidio de población civil planificado. Tan demócratas ellos, tan hipócritas ellos, tratan de poner al mismo nivel al verdugo (el Israel sionista) y a sus víctimas (la población palestina). Para conseguir su fin se ven obligados a mentir reiteradamente, y lo hacen sin un ápice de vergüenza. He aquí algunos ejemplos:

-Se nos intenta presentar esta agresión imperialista como una guerra entre iguales, cuando cualquiera sabe que la resistencia palestina carece de medios para defenderse de la maquinaria militar sionista. El único terrorismo que se ha practicado en Gaza es el de los F-16 contra los niños y la población civil palestina, que es la que sufre la pérdida de vidas humanas, y las mutilaciones.

-Dicen que Hamas rompió la tregua, y es mentira, porque nunca ha habido ninguna tregua. El alto el fuego unilateral que decretaron todas las milicias palestinas en Gaza (no sólo Hamas) durante todos estos meses se encontró con el mantenimiento de las hostilidades por parte sionista. Durante su vigencia Israel asesinó a decenas de milicianos palestinos y mantuvo un bloqueo genocida de alimentos y medicamentos contra la población civil de Gaza.

-Se miente al presentarnos lo que ha sucedido como una lucha entre Israel y Hamas. Si bien es cierto que Hamas es la organización que cuenta con mayor arraigo popular en Gaza, también lo es que casi todos los partidos políticos palestinos y todas las milicias están luchando contra el monstruo sionista. ¿Por qué se nos oculta que organizaciones laicas como el FPLP, el FDLP, sus milicias o las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa también estaban peleando? ¿A quién le interesa vender la imagen de que estamos ante un enfrentamiento entre integristas religiosos?

-Se vuelve a mentir al afirmar que Hamas utilizaba a la población civil como escudos humanos. Es el sionismo quien castiga indiscriminadamente a la población civil palestina con la vana esperanza de que así se vuelva contra Hamas. Es el Estado fascista de Israel quien primero condena a vivir a millón y medio de personas en algo muy similar a un campo de concentración de 320 km2 y después las bombardea. Eso sí, tras haber retirado a sus colonos de Gaza en 2005 para dejar vía libre. Nada es casualidad.

-Se nos oculta que Hamas ganó democráticamente las elecciones de 2006. Las «democracias occidentales», que siempre han exigido a los países árabes que adopten un modelo de democracia delegacionista como el que se da en nuestra sociedad, en su día ponían el modelo de elecciones palestinas como ejemplo a seguir para los demás estados árabes. Hasta que en 2006 ganó Hamas las elecciones y quedó en evidencia el cinismo, la hipocresía y la actitud totalitaria de EEUU y la Unión Europea que, en lugar de aceptar los resultados, se han dedicado desde entonces a torpedear y boicotear al Gobierno de Hamas, han ayudado a Abbas a dar un golpe de estado de facto en Cisjordania, y ahora pretenden hacer lo mismo en Gaza. La moraleja es clara: democracia» sí, siempre que convenga a los intereses sionistas e imperialistas.

Decía que, además de rabia, siento vergüenza. Vergüenza porque la ONU y los más de 190 gobiernos que componen la comunidad internacional no han hecho nada para evitar este genocidio, más allá de huecas palabras. El Estado sionista se sabe fuerte, porque, a pesar de ser el país que más resoluciones de la ONU ha incumplido y de construir un muro racista declarado ilegal, sabe que ningún mandatario hará nada contra él. Si todos los gobiernos hiciesen sólo lo que Chávez hizo, seguro que otro gallo cantaría.

Pero además me avergüenzo porque desde el cómodo sofá de nuestras casas hemos asistido impasibles a este espectáculo. Y eso en cierta medida nos hace cómplices de lo que ocurre. Hace tres años, cuando estuve en Palestina, un médico de Hebrón nos dijo: «cuando nos matan es duro, muy duro. Pero lo más duro es ver cómo nos hacen la vida imposible todos los días con un único fin: que nos vayamos de nuestra tierra. Y lo peor es comprobar que lo están consiguiendo, porque cada año unos miles de los nuestros se van porque no pueden aguantar seguir viviendo así». Al leer en los libros de Historia que muchos pueblos indígenas fueron aniquilados o que los indios americanos y los aborígenes australianos fueron casi exterminados y viven en reservas nos escandalizamos, pero si algún día se dice que el pueblo palestino fue eliminado, parte de responsabilidad también será nuestra, porque en el momento histórico que nos tocó hacer frente a esa tragedia no actuamos.

No nos engañemos. La responsabilidad también es nuestra, tuya y mía, y podemos hacer mucho más de lo que creemos: expresando nuestra solidaridad con Palestina, movilizándonos en las calles y dando un paso más, señalando al culpable, al Estado sionista. Esto se puede hacer de muchas formas: no comprando los productos que comienzan por el 729 de su código de barras, planteando nuestra disconformidad cuando el Maccabi de Tel Aviv juegue en Euskal Herria, dejando de comprar discos de los «guays» de Mayumaná o Noa, exigiendo a las empresas vascas que no inviertan en el Estado sionista israelí y boicoteando toda expresión sionista que se dé en nuestro país. Euskal Herria territorio libre de sionismo. Es la mejor forma de que la vergüenza que sentimos mucha gente se convierta en orgullo. Euskal Herriak Israeli Boikota!

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