Joxemari Iturralde | Escritor
Respuesta a la de Ribero-Meneses
Me parece muy bien que sea usted el autor y promotor de todas esas iniciativas que menciona en defensa de la lengua vasca. Es de agradecer, pero no tiene nada que ver con lo que estamos tratando, ni le he atacado yo por eso
En mi artículo al que usted hace referencia yo hablaba de la impresión que me produjo la conferencia que dio en San Sebastián sobre los descubrimientos arqueológicos de Veleia-Iruña (no tendría ningún inconveniente en escribir, como hace usted, Beleia). Siempre he respetado a las personas de más edad que yo y he admirado a gente que, como usted, se dedican a la investigación durante años. Sea sobre el tema que sea. Otra cosa bien distinta es que tenga que estar en todo de acuerdo con lo que esa persona diga o haga. (Por cierto, y hablando de respeto, usted tuvo bien poco cuando en dicha conferencia lanzó una serie de palabras insultantes e hirientes contra los expertos -usted duda de que lo sean- que han descalificado los descubrimientos de Veleia tachándolos de fraude).
Repito lo que escribí en mi artículo: me causa suma extrañeza que un investigador que lleva veinticinco años estudiando el origen y significado de la lengua vasca no haya querido aprender dicho idioma. Y dije también que si yo fuese un investigador que quiere desentrañar el origen y el significado de, digamos, la lengua húngara, aprendería dicho idioma porque pienso que me podría ser de bastante ayuda.
Eso es lo único que dije. No me metí con su investigación, pero por lo visto esta extrañeza mía es lo que le ha dolido a usted. Y pasa a hablar en su respuesta de un supuesto ataque mío contra usted especificando que utilizo para ello como principal munición (fea palabra, de verdad) mi extrañeza. Aquí no se trata de abatir a nadie, ni es usted una pieza de caza. Si yo de verdad hubiese pensado en algún momento atacarle no hubiese quedado usted tan bien parado, créame.
En la primera respuesta que envió usted al periódico (la publicada el día 22 de enero es una segunda versión) llega a decir incluso que es manifiesto que usted no me cae nada bien y se pregunta además: ¿Será porque soy castellano...?). Es increíble. Espero que a la hora de investigar afine un poquito más en sus intuiciones, porque si no muy malos resultados va a conseguir. A la vista de lo cual creo que adolece usted de manía persecutoria (no sé si motivada o no). Usted no me cae ni bien ni mal, ni siquiera regular, y en mi artículo en ningún momento he ido a por usted ni he usado ningún tipo de munición, mal que le pese. Tampoco reparo en lo más mínimo si es usted de Valladolid o no, ni si tiene o no apellidos vascos. Todo eso serán asuntos importantes suyos, no míos, que por lo visto le causan quebradero de cabeza.
Yo fui a dicha conferencia interesado en lo que usted pudiera decir sobre los dichosos descubrimientos. Muchas cosas no me convencieron en absoluto y otras las escuché con curiosidad. Usted menospreció lo dicho por los expertos y dio por válido y bueno todo lo que se ha presentado en Veleia como hallazgo excepcional. Incluso encontró una explicación para la inscripción que reza Nefertiti. Sabrá que los tres arqueólogos que trabajaron en la excavación y dimitieron ante la falta de rigor científico del equipo dirigido por Eliseo Gil han declarado que durante todo el tiempo que trabajaron allí jamás vieron los grafitos en la excavación. Todas las piezas se detectaban después de haber pasado un tiempo y durante el proceso de lavado, y cuando los arqueólogos no estaban presentes.
Usted, al final de su respuesta, me pide la reverencia que según dice debe merecernos el trabajo bien hecho. Pues bien, aplíquese el cuento.
Me parece muy bien que sea usted el autor y promotor de todas esas iniciativas que menciona en defensa de la lengua vasca. Es de agradecer, pero no tiene nada que ver con lo que estamos tratando, ni le he atacado yo por eso. Me achaca que no me muestre amigo. ¿Y cómo podría hacerlo? Esa es la prueba de que no tengo nada en contra de usted. Por mucho que usted trabaje a favor de la lengua vasca no puede pedirle a nadie una amistad que no admita ningún tipo de crítica ni objeción. Y lo mismo valdría para los que atacan dicha lengua. Me pide que sea humano. ¿Y qué otra cosa he podido ser al dar simplemente mi opinión sobre una tema con sinceridad y sin ánimo de ofender?