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CRÓNICA | SALUD LABORAL

Sólo 17 de las 1.500 sustancias de alto riesgo se han sometido ya a análisis

El REACH se aprobó hace casi dos años y se ha creado una agencia específica para el control de los productos químicos. CCOO denunció que de las 1.500 sustancias altamente peligrosas, sólo se han examinado 17, y de éstas sólo han pasado el control 7. La tardanza sólo beneficia a las empresas y perjudica a la salud de los trabajadores y el medio ambiente.

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Juanjo BASTERRA

La aplicación de la normativa europea REACH -que responde a la siglas de registro, evaluación, autorización y la restricción de las sustancias y preparados químicos- «camina despacio» a juicio de los representantes sindicales europeos. De las 1.500 sustancias «altamente preocupantes» que circulan en Europa, los estados miembros y la Comisión Europea sólo han propuesto 17 para su control por la Agencia Europea de Sustancias Químicas (ECHA), es decir una mínima parte. Además, de las mismas, sólo han pasado siete el proceso de autorización, es decir menos de la mitad de las sometidas a análisis, lo que indica el alto nivel nocivo al que los trabajadores europeos están sometidos. Los cánceres por inhalación de vapores de sustancias químicas y por el contacto durante el trabajo suman 90.000 muertes al año en la Unión Europea.

Según explicó Tatiana Santos Otero, del área de Riesgo Químico del Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS) de CCOO, «es decepcionante porque se está poniendo en riesgo algo tan valioso como la salud de los trabajadores y la población y la protección del medio ambiente». La queja llega porque Santos, que asiste a las reuniones de la Agencia ECHA, con sede en Helsinki (Finlandia), ha comprobado la lentitud con que las empresas están llevando adelante este proceso de control de la sustancias que fabrican o utilizan en sus procesos productivos. En este caso, Santos criticó que el Gobierno español, presidido por José Luis Rodríguez Zapatero, «no ha propuesto ninguna sustancia al examen de autorización».

A CCOO, junto al resto de delegación sindical europea, le preocupa el amplio plazo que tienen las empresas para no utilizar los componentes químicos que no han sido autorizados. Según explica la ECHA, la fecha límite para que no se pueda utilizar ni comercializar una sustancia, a no ser que haya sido autorizada como es el caso de las siete actuales, es de entre 42 y 48 meses. «Durante cuatro años, a partir de la lista definitiva de sustancias sujetas a autorización, los trabajadores y los ciudadanos seguirán expuestos a los daños que ocasionen dichas sustancias», aseguró Santos.

De ahí que la estrategia actual de las empresas sea alargar ese proceso de una manera deliberada. Porque, la legislación europea, que accedió a unos requisitos más débiles por la presión del lobby empresarial químico e, incluso, de Estados Unidos, tardará en aplicarse de forma efectiva. De hecho, la normativa reconoce que si existen componentes alternativos, se utilicen. Sin embargo, esta recomendación es papel mojado todavía.

Control desde Helsinki

La ECHA gestiona los procesos de registro, evaluación, autorización y restricción de sustancias y preparados químicos con el fin de garantizar un uso coherente en el territorio de la Unión Europea. «Estos procesos REACH tienen por finalidad obtener información adicional sobre las sustancias y los preparados químicos para permitir su empleo seguro y garantizar la competitividad de la industria europea», explica esa agencia.

Las decisiones de la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos se toman teniendo en cuenta «los mejores datos científicos y técnicos y la mejor información socioeconómica disponibles». También proporcionará asesoramiento técnico y científico a las empresas. El proceso está siendo lento porque casi dos años después de la entrada en vigor del reglamento REACH el efecto práctico es casi nulo. Sólo se han autorizado siete sustancias de diecisiete que se han examinado, pero quedan más de 1.483 todavía sin controlar. En principio, ese reglamento trata de poner orden en las más de 100.000 sustancias químicas que se comercializan y se aplican en el trabajo en el conjunto europeo. De ellas, se calcula que 1.500 son «altamente preocupantes», como indica el organismo europeo de Helsinki, por lo que su control inmediato debería de ser un requisito estricto, pero se está incumpliendo.

A juicio del organismo ISTAS, «el REACH camina muy despacio, tan despacio que al ritmo actual de control y examen de las sustancias se necesitarán 200 años para cumplir sus objetivos de examen, evaluación y autorización».

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