Raimundo Fitero
Vetusto
Las imágenes de Aznar con birrete y capulina roja en algún lugar de Valencia forman parte del escapulario pepero actual. Sin tiempo al recuento, vuelven las granizadas, los vientos, las supuestas excepciones. Las cadenas insisten en tratar a las audiencias como groseras consumidoras de los productos más vetustos, y la noche del domingo se nos ha convertido en una charca de aguas ponzoñosas. El Moreno ha copado la franja, sus misiles son venenosos, pero parece ser un infiltrado y lo único que logra es desprestigiar a la propia cadena. Tele 5 tiene demasiados problemas acumulados como para aguantar este fuego amigo tan disolvente.
«Escenas de matrimonio» y «A ver si llego» que se estrenaba en el espacio dejado por «Aída», son una muestra del pasado, de la inconsistencia programática que ha llevado a la cadena a perder audiencias de manera constante y al parecer sin freno. Huele a cambio en las cúpulas directivas. Berlusconi no puede aguantar un día sin llamar la atención con sus excrecencias machistas, y las televisiones, en mayor o menor porcentaje, son de su emporio mediático.
Antena 3 ofreció una película hecha para la televisión sobre el caso Mari Luz, la niña onubense secuestrada y asesinada por un confeso pederasta. «Días sin luz», en la zona donde sucedió el crimen, logró en la emisión del domingo el setenta por ciento de la audiencia, un dato que no se puede entender sin abrir bien los ojos, comprender el arrastre emocional que todavía mantiene el caso, especialmente por la actitud serena pero insobornable del padre de la niña, y del conflicto en la justicia que ha destapado el caso y la sanción impuesta al juez que no hizo cumplir la sentencia al asesino.
Hay un género de mini series o telefilmes basadas en asuntos de relevancia social casi inmediata. Siempre a partir de noticias con asuntos turbios por detrás, asesinatos sin resolver o resueltos, pero en esta ocasión el tratamiento fue bastante escrupuloso, tanto con lo que se sabe policial y judicialmente del asunto, como en el tono empleado para no herir más sensibilidades que las que hiere un asunto de estas características, que produce náuseas solamente el enunciarlo.