Hurtar
Al servicio de quien le paga, Baltasar Garzón ha vuelto a decidir hurtar la libertad a ocho ciudadanos vascos. El delito no puede ser más claro: trabajar de forma pública en política y tratar de concurrir a unas elecciones. Franco, por lo menos, no las convocaba. Los «demócratas» de hoy las hacen a su medida. No hay forma más obscena de prostituir el término. ¿Democracia? ¿Dónde?
OLASO