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Incidente en Castro Urdiales

Atribuyen a motivos «comunes» otro tiroteo de escoltas de electos vascos

Dos escoltas de sendos concejales del PSE en Bizkaia fueron tiroteados a primera hora en Castro Urdiales, sin que ninguno resultase herido. Uno de ellos hizo también tres disparos. Antes ya hubo incidentes similares en Altza (Donostia) y recientemente en Bilbo.

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GARA | CASTRO URDIALES

El tiroteo que se produjo a primera hora de la mañana de ayer en la cántabra localidad de Castro Urdiales encendió todas las alarmas, dado que dos escoltas de cargos públicos del PSE de Bizkaia estaban involucrados en la refriega. Sin embargo, para el mediodía el suceso fue relegado a un segundo plano, después de que distintas fuentes apuntaran a que el cruce de disparos fue «algo» entre los propios escoltas. Así lo reveló en Radio Euskadi la todavía presidenta en funciones del Parlamento de Gas- teiz, Izaskun Bilbao. La noticia fue relegada inmediatamente en los noticiarios.

Según el relato de los dos escoltas, una tercera persona les tiroteó sobre las 5.45 horas en la calle Ocharan Mazas de la citada localidad cántabra, cuando sa- lían en coche del garaje de la casa de uno de ellos. Los guardaespaldas dijeron a la Guardia Civil que fueron tiroteados por una tercera persona, que después se habría dado a la fuga, y que uno de ellos respondió al ataque con su arma. Los dos escoltas, empleados de una empresa privada, realizan labores de protección de dos cargos públicos del PSE de Bizkaia; en concreto, a un concejal de Trapagaran y a otro de Sestao.

Dos armas distintas

Las informaciones posteriores al suceso de Castro Urdiales señalaban que sólo uno de los escoltas llevaba consigo la pistola reglamentaria (el que al parecer repelió el ataque con tres disparos), y que también sólo uno de ellos acudía ayer a Bizkaia para realizar las labores de escolta.

El Toyota Auris en el que circulaban los dos guardaespaldas recibió cuatro disparos, según informó el instituto militar, que se ha hecho cargo de las investigaciones pertinentes.

Las agencias de información también apuntaban a que el vehículo recibió cuatro impactos de bala, mientras que el escolta armado habría respondido con tres disparos. Según las mismas fuentes, en el lugar de los hechos se recogieron casquillos de bala del calibre nueve milímetros parabellum.

A última hora de la tarde se filtró que el tiroteo podría estar relacionado con «motivos sentimentales» según la información que maneja la Guardia Civil, que es quien se ha hecho cargo de la investigación del caso. Esta conclusión se habría obtenido tras una primera reconstrucción de los hechos.

«ETA actúa con eficacia»

El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, dijo que el tiroteo «no parece haber sido obra de ETA», sino que «tiene pinta de estar relacionado con la delincuencia común». «La pinta es que no ha sido ETA, porque, por desgracia, actúa con una eficacia más demoledora», agregó.

Abando y Altza, escenario de refriegas similares

El cruce de disparos de ayer en Castro Urdiales, en que se vieron implicados dos escoltas de cargos públicos del PSE, cuenta con varios precedentes. El más reciente es el tiroteo que se vivió en la bilbaina estación de Abando a finales del pasado mes de agosto, pero el más grave fue el que llevó a la muerte a un escolta del PSE en Donostia en 2002, a manos de varios agentes de incógnito de la Guardia Civil.

El 28 de agosto pasado, un escolta del PP disparó e hirió al vigilante de la estación de Abando de Bilbo y a un transeúnte. El tiroteo estuvo precedido de una discusión entre el escolta y el vigilante, quienes habían trabajado juntos. Aunque imputado, el escolta fue liberado inmediatamente después de comparecer ante el juez, quien encausó también al guarda jurado de Abando. El caso fue rápidamente olvidado en los medios.

Anterior a éste, y con desenlace fatal, fue el cruce de disparos entre varios agentes de incógnito de la Guardia Civil y el escolta de una edil del PSE en Lezo, en abril de 2002 en el barrio donostiarra de Altza. El escolta resultó muerto por los disparos de los militares, a los que el guardaespaldas habría confundido con un comando de la organización ETA. GARA

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