El presidente de Madagascar, Marc Ravalomanana, acusó al alcalde de Antananarivo, Andry Rajoelina, de ser el instigador de los desórdenes que el lunes causaron al menos 37 muertos en la capital. Sus declaraciones coincidieron con una nueva movilización en la que, según testigos, participaron unas 40.000 personas. «Estamos aquí para decir al presidente que hay muchos problemas. Ésta es una sociedad en declive», afirmó un manifestante, quien acusó a Ravalomanana de llevar a cabo una política sucia y una distribución injusta de la riqueza.

Agentes armados vigilaron en todo momento la protesta, que se desarrolló en un ambiente tranquilo.

Según medios locales, al menos 56 personas han muerto en Madagascar en los disturbios de los últimos días. El diario «La Verite» señaló que seis personas murieron por disparos en los incidentes y que al menos 21 cuerpos -cifra que algunos elevan a 37- fueron rescatados de los restos de un almacén incendiado en la capital y cuyo techo se derrumbó cuando presuntamente estaban saqueando el lugar.

Falta de democracia

El mismo periódico, que califica la situación de «apocalíptica» y asegura que los actos de vandalismo se han generalizado en Antananarivo, indicó que otras 22 personas murieron en Toliara y siete más en Toamasina, Sambava y Mahajanga.

El alcalde de Antananarivo, Andry Rajoelina, antiguo DJ de 34 años, se ha erigido en líder de las protestas desde que el Gobierno cerrara el 13 de diciembre su televisión privada, tras la emisión de una entrevista con el ex presidente en el exilio Didier Ratsikara. Rajoelina acusa al presidente de ser un dictador y denuncia la falta de libertad de expresión y democracia en la isla, la «expoliación» de las tierras malgaches en un colosal proyecto agrícola realizado por Daewoo y los contratos ventajosos concedidos recientemente por el Gobierno a empresas extranjeras, sobre todo, en el sector minero.

Rajoelina pidió el cierre hoy de todas las escuelas y negocios de la capital y convocó una nueva manifestación para el sábado.

Por su parte, Ravalomanana, magnate del sector lácteo reelegido en 2006, acusa a su rival de intentar derrocar su Gobierno. Ayer afirmó que su prioridad es reconstruir todo lo que se ha destruido durante las protestas, en las que se registraron numerosos incendios. Admitió haber sido él quien ordenó no intervenir a las fuerzas de seguridad para evitar «un baño de sangre», pero anunció «mano dura» para acabar con los disturbios. «No voy a permitir la violación de la Constitución», afirmó.