Una nutrida manifestación contra del expediente de regulación de empleo (ERE) que contempla los despidos de 230 trabajadores de Koxka de las plantas de Landaben y Peralta, denunció ayer en Iruñea que el ERE responde a una estrategia deslocalizadora.

La protesta partió pasadas las 18.00 desde la Plaza de la Cruz de Iruñea, y en ella más de 2.500 personas, según la Policía Municipal, exigieron soluciones no traumáticas. Los asistentes portaban cruces de madera que representaban a cada uno de los trabajadores que se enfrentan a los posibles despidos, y gritaron consignas como «Dinero para los bancos, despidos para el obrero», «Mano dura a la patronal», «El paro es una lacra social» o «Todos unidos contra los despidos».

La marcha concluyó en la Plaza del Vínculo, donde los trabajadores denunciaron en un comunicado que la multinacional propietaria del grupo, Ingersoll Rand, está demostrando que «sólo tiene un concepto válido que defender: el dinero». Aseguraron que el «brutal» ERE, que afecta a 191 trabajadores de la planta de Landaben y a 39 de la de Peralta, forma parte de «una estrategia deslocalizadora implacable». Por ello, exigieron al Gobierno navarro que se implique para evitar «un desierto industrial», pues «ya no valen las buenas palabras ni los paños calientes».

Denunciaron que la empresa ha rechazado estudiar todas las medidas alternativas que plantearon, como jubilaciones anticipadas, bajas incentivadas, medidas temporales, flexibilidad o primas de producción, por lo que dijeron haber negociado frente a «una pared sin voluntad negociadora y una maquinaria puesta en marcha para destruir empleo de calidad».