La Real cerraba esta semana la primera de las cuatro renovaciones marcadas como prioritarias por los técnicos. Era la más sencilla porque Zubikarai es de los cuatro el que menos juega, pero es tan importante como las demás porque tener bien cubierta la portería con él facilita la venta de uno de los dos grandes porteros, Bravo o Riesgo, necesaria para generar ingresos. La renovación de Markel parece sencilla y resulta igual de necesaria. Más complicadas son las de Xabi Castillo e Iñigo Díaz de Zerio porque son jugadores que llevan dos años a un buen nivel y su cotización es más alta. Además el Consejo actual se ha encontrado con el gran problema de que ya son libres para firmar con otro club y Badiola les ofreció cantidades muy altas que la Real no iba a poder pagar ni establecía en los contratos cifras diferentes en función de estar en Segunda o en Primera, algo que sí se contempló en el caso de Ansotegi. El Consejo debe subir mucho las ofertas iniciales para intentar conseguir mantener a jugadores que deben ser la base del futuro de la Real y éstos deberán rebajar sus pretensiones y aceptar que los contratos no sean iguales en Primera o Segunda. La Real vive el momento más delicado de su historia y la única forma de superarlo es que los jugadores mantengan su compromiso ejemplar con el club. Si Díaz de Zerio se ha implicado en muchas cosas este ejercicio, por coherencia debe hacerlo también con una firma.