Garzón, frenético, se ha vuelto a adelantar para salvar la papeleta al Estado ante las próximas elecciones autonómicas en la CAV. Y a algunos les ha parecido estupendo. Al editorialista de «El Correo Español», por ejemplo.

Reconoce el autor de la pieza que las últimas decisiones del juez pueden «acabar derivando en la suspensión de actividades de ambas formaciones excluyéndolas de las elecciones vascas con independencia de cómo se diluciden los eventuales recursos contra ellas en el Tribunal Supremo y el Constitucional», lo que no deja de ser más feo que mandar a un padre a comprar drogas. Y así se ve obligado a reconocer que «la actitud anticipatoria de Garzón ha podido sembrar dudas en este tiempo sobre la consistencia de las pruebas recabadas y sobre la conveniencia, en consecuencia, de promover dos procedimientos paralelos a los que determinados sectores han atribuido la condición de enredo jurídico destinado a lograr de forma artera la proscripción de las plataformas abertzales». Huele raro ¿verdad?

No se preocupen, el editorialista se encarga de darle la vuelta al argumento e invertir la carga de la prueba: «El rigor exigible a los procesos destinados a limitar el derecho a la concurrencia electoral no debería llevar a olvidar, sin embargo, que son la acreditada obstinación del entorno de ETA a no someterse a las reglas del juego democrático y sus permanentes subterfugios los que fuerzan el taponamiento de cualquier resquicio para la impunidad cómplice». La culpa, de la víctima.

La que no tiene complejo alguno para contar lo que realmente hay en el trasfondo de todo esto es Tonia Etxarri, que en el mismo «El Correo Español» y en «El Diario Vasco» nos contaba que «todavía no lo confiesan públicamente pero, desde que ven la posibilidad de que el patio quede limpio de candidaturas contami- nadas, todos los partidos han empezado a hacer cábalas en el reparto de escaños. Puede que ya no estén los sucesores de Batasuna en el hemiciclo. Y puede que entre UPD. ¿A dónde irán los votos que depositaban su confianza en Otegi? La incógnita se despejará en el curso de la campaña». Era eso y no otra cosa. Ya me lo imaginaba.