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El presidente de Sri Lanka felicita al Ejército a pesar de las denuncias

El presidente de Sri Lanka, Mahinda Rajapakse, aprovechó la conmemoración de la declaración de independencia de la isla para vanagloriarse de las operaciones militares contra la guerrilla tamil y asegurar que «en pocos días, será completamente derrotada». Sus declaraciones coinciden con la denuncia de la ONU sobre la muerte de medio centenar de civiles y el ataque a un hospital con bombas de racimo.

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La celebración del 61 aniversario de la independencia de Sri Lanka, hasta 1948 colonia de Gran Bretaña, estuvo marcada por las declaraciones bélicas de su presidente, Mahinda Rajapakse, y las denuncias de la ONU sobre la muerte de civiles atrapados en las zonas de combate entre el Ejército cingalés y los Tigres para la Liberación de Tamil Ealam (LTTE), alzados en armas en 1976 para exigir un Estado independiente en el norte y este de la isla. El prolongado conflicto, recrudecido tras la llegada al poder en noviembre de 2005 de Rajapakse, ha causado ya 75.000 muertos y el desplazamiento de decenas de miles de personas.

Ayer, durante el desfile militar felicitó a las Fuerzas Armadas por «darnos la oportunidad de celebrar el aniversario de la independencia libres de la sombra del terrorismo». «En unos pocos días derrotaremos decisivamente a la fuerza terrorista que muchos decían que era invencible», aseguró.

Pese a las últimas «victorias» militares, analistas recuerdan la capacidad de los tigres tamiles para hacerse nuevamente con el control de las ciudades o puntos tomados por el Ejército.

La falta de observadores sobre el terreno, hace prácticamente imposible el contraste de las informaciones que, básicamente llegan a través de portavoces militares y del portal en internet de la guerrilla.

Lo cierto es que conforme pasan las semanas, aumenta la preocupación sobre la suerte de la población. Gordon Weiss, portavoz de la ONU en Sri Lanka, afirmó que, al menos 52 civiles murieron «en ataques registrados en el sector de Suranthapuram». Denunció, además, un bombardeo con bombas de racimo registrado en el hospital de Puthukudiyirippu. «En la zona están atrapados 15 trabajadores de la ONU y sus familias, otras 81 personas, cuya seguridad nos preocupa. Estamos haciendo todo lo posible para evacuarlos, pero por el momento es muy difícil», remarcó.

Por su parte, la Cruz Roja informó del fallecimiento de doce civiles en distintos ataques con proyectiles, que hasta el momento han dañado las cocinas, la iglesia, el pabellón de mujeres y niños y la sala de operaciones.

Todas las miradas apuntan al Ejército, que negó cualquier implicación en el ataque aéreo.

Visita mediática a Kilinochchi

Aunque el Gobierno veta sistemáticamente el acceso de los medios al norte de la isla, esta semana ha hecho una excepción trasladando a Kilinochchi, antiguo bastión tamil, a un grupo de periodistas que visitaron a bordo de un helicóptero Mi-17 la ciudad tomada por el Ejército.

El helicóptero aterrizó en el sur de Kilinochchi, desde donde se dirigieron al centro de la ciudad por la carretera principal, la A9, apodada como «La autopista de la muerte», porque muchos han fallecido por hacerse con su control. Según la descripción realizada por el enviado de la BBC a la zona, casi ningún edificio mantenía su tejado mientras que los comercios presentaban un estado ruinoso o impactos de bala, reflejo de la ferocidad de los combates registrados en el lugar en las últimas semanas.

En la parte oeste, los cuerpos de los guerrilleros yacían sobre un gran cementerio. Según su relato, el Secretariado de Paz, donde durante el fallido proceso de paz de 2002, los tigres tamiles recibían a diplomáticos y periodistas, fue bombardeado. En su interior no quedaban muebles ni ventanas. Aparte de los soldados, recalcó, la única señal de vida son los perros callejeros. La población huyó, aparentemente, junto a los tigres tamiles al interior de la selva y a Mullaitivu, en poder ya del Ejército.

proceso fallido

En 2002, el Gobierno y el LTTE firmaron un alto el fuego auspiciado por Noruega. A éste le siguió el inicio de decomiso de armas; la reapertura de la carretera que une la península de Jaffna con la isla y la derogación de la prohibición que pesaba sobre los tamiles, que renunciaron a crear un estado separado.

unilateral

Estados Unidos, Japón, la Unión Europea y Noruega instaron a la guerrilla de los tigres tamiles a deponer las armas y necogiar con el Gobierno cingalés el fin del conflicto.

Piden el fin del genocidio tamil y evitar otro Gaza

Alrededor de 5.000 tamiles se concentraron ayer frente a la sede europea de Naciones Unidas en Ginebra para exigir «el fin del genocidio» y de la ofensiva militar cingalesa contra la población tamil.

Los manifestantes, reunidos en la Plaza de las Naciones a convocatoria de la Asociación de Jóvenes Tamiles en Suiza, reclamaron la inmeditada intervención de la ONU para evitar «un segundo Gaza». Sobre una sábana blanca y escrito con pintura roja se podía leer: «La ONU es nuestra última oportunidad. Ayudanos». Alertaron de que unos 470.000 civiles son rehenes de los combates en el norte de Sri Lanka y que el Ejército está bombardeando lugares poblados.

Asimismo, repartieron cientos de octavillas en las que denunciaron los ataques aéreos contra hospitales y edificios públicos y que «en un futuro muy próximo, miles de personas perderán la vida si no actuamos inmediatamente».

Las muestras de protesta también se repitieron en París y Berlín, donde varios miles de personas portaron pancartas con consignas contra el genocidio y llamamientos para salvar al pueblo tamil. GARA

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