El Parlamento de la República Checa, estado que preside la UE este semestre, volvió ayer a posponer la ratificación del Tratado de Lisboa, en medio de un clima de crispación.

El pleno parlamentario tratará de decidir hoy, de nuevo en sesión extraordinaria, si prosigue con la ratificación del documento o vuelve a retrasar su tramitación hasta mediados de mes, cuando se espera que dos comisiones parlamentarias hayan emitido su dictamen.

El documento recibió severas críticas de legisladores conservadores de la coalición gubernamental. «Lo que es impuesto por la fuerza no puede ser fuente de prosperidad ni de libertad para un pueblo», señaló Zdnek Prosek, del gobernante Partido Democrático Ciudadano (ODS).

Fragilidad del Gobierno

Varios diputados de la coalición gubernamental, formada por conservadores, democristianos y verdes, han amenazado con dejar sus partidos si en sus formaciones prevalece la postura de votar a favor del Tratado de Lisboa.

Así, el Gobierno sólo tiene garantizado el apoyo de 95 de los 200 parlamentarios checos.

El Partido Comunista de Bohemia y Moravia (KSCM), la tercera fuerza del país, insistió en la necesidad de que el Gobierno convoque un referéndum en el que los ciudadanos checos, al igual que hicieron los irlandeses, puedan expresar su opinión respecto al Tratado de Lisboa.