El tema elegido esta semana por los que hacen del ataque al Consejo el motor de su existencia fue que ha dejado de regalar entradas de forma sistemática a hogares de jubilados, una más de las decisiones populistas de Badiola. Como decía alguno, la oposición de Aperribay le va a perpetuar en su puesto como siga así. La inmensa mayoría de los abonados, muchos de ellos jubilados y la mayoría con unas hipotecas de las que se ha librado este sector de la sociedad, habrán alucinado al conocer que ellos pagaban su buen dinero para acudir al estadio y se regalaban entradas a personas que en muchos casos tienen más posibilidades económicas que ellos. Lo de regalar entradas por ver el fútbol a mujeres y a los jubilados es muy populista, pero es una falta de respeto a los abonados. El fútbol es un espectáculo muy caro y de la misma manera que en los cines no se regalan entradas para llenarlos tampoco se debe hacer en el fútbol. A los únicos a los que se podía regalar pases, como se ha hecho históricamente en la Real, es a los juveniles que juegan a fútbol. Ya que en las arcas no hay dinero ahora para pagar a los clubes convenidos y éstos tienen que cobrar a los chavales para poder trabajar con ellos, no es malo que la contrapartida llegue con pases a esos chavales que pueden crear ambiente en Anoeta y para que si tienen afición por la Real se animen a ser abonados cuando tengan 19 años. Porque si un jubilado no es abonado ahora, difícilmente se puede esperar que lo vaya a ser en el futuro.