Los rumores sobre un acuerdo entre Hamas y el Estado de Israel para un intercambio de prisioneros han cobrado fuerza en los últimos días. La negociación permitiría que, a cambio de la liberación de Gilad Shalit, soldado israelí que permanece capturado en Gaza desde 2006, Israel permitiría que un millar de presos palestinos regresen a casa.

Entre ellos estaría Marwan Barghouti, histórico líder de los críticos de Al-Fatah hacia Mahmud Abbas. Por el contrario, según medio locales, Israel sigue rechazando la excarcelación de Ahmed Sa'adat, secretario general del FPLP.

Este intercambio podría venir acompañado por un acuerdo de alto el fuego para el próximo año y medio, que incluiría una apertura parcial de los pasos de Gaza. Noam Shalit, padre del soldado israelí, todavía no da crédito a estas informaciones. «No puedo ser optimista», reconoce en su domicilio de Mitzpe Hilla, una localidad situada en la frontera con Líbano. A pesar de ello, insiste en la negociación como «única vía para solventar la crisis».

En las últimas semanas se ha especulado con la posibilidad de que el intercambio de prisioneros pueda ser inminente. ¿Es optimista?

No puedo serlo. En los últimos años hemos tenido muchas noticias, pero no ha cambiado nada.

Las negociaciones que han tenido lugar para lograr un alto el fuego en Gaza han podido dar un impulso a esta cuestión.

Hamas dice que no acepta el principio de combinar el alto el fuego con la liberación. Por ahora no hay noticias, no hay ninguna respuesta.

Una de las cuestiones en las se escuda Israel para justificar el bloqueo que mantiene en Gaza es la retención de su hijo, pero ¿le dieron alguna garantía de que no resultaría herido o muerto durante el ataque a Gaza?

No, claro que no. No pueden garantizar nada, en una guerra no se puede garantizar la seguridad de nadie. Podría haber sido herido o podría haber muerto. De todos modos, no tengo ninguna confianza en que una operación militar pueda liberar a mi hijo.

Además, si Israel está dispuesto a liberar prisioneros, ¿para qué utilizar la fuerza? Es Hamas quien no quiere cerrar esta crisis. Sigue diciendo «tenemos un precio, cogedlo o dejadlo», y ésta no es una forma de llevar adelante una negociación.

Usted ha sido muy crítico con la posición que ha mantenido el Gobierno israelí respecto a su hijo.

Claro que soy crítico con el Gobierno. No ha sido capaz de solventar esta crisis en dos años y medio. Y eso que han existido muchas oportunidades. Pero también soy crítico con Hamas, porque ha puesto a Gilad como una opción de cambio político, y está negando a cientos de palestinos la posibilidad de ser libres, porque si Gilad es liberado, también lo serán cientos de palestinos.

¿El intercambio de prisioneros podría abrir la puerta a que termine el bloqueo?

Muchas cuestiones podrían ser resueltas cuando ésta se solucione. Puede que se abriesen los pasos y la sociedad palestina pudiese desarrollarse. Y me refiero a la sociedad palestina, no a Hamas, que sigue negando la existencia de Israel. La sociedad israelí no aceptará ningún gesto hacia los palestinos sin que se libere previamente a Gilad, porque esta cuestión sigue siendo una cuenta pendiente con toda la sociedad.

Hoy se celebran las elecciones, ¿un cambio de gobierno podría facilitar un acuerdo o lo retrasaría?

Espero que este gobierno ponga fin a la crisis antes de que deje el poder. Antes de que se forme el próximo Ejecutivo, Olmert tiene tiempo para lograr un intercambio de prisioneros. Aunque esto depende de Hamas, quien si solventa esta cuestión logrará muchos beneficios. Permitirá la salida de prisioneros y podrá presentarlo como un logro.

¿Cree que el Gobierno israelí ha hecho todo lo que estaba en su mano para llegar a un acuerdo?

En algunos periodos el primer ministro israelí no ha estado dispuesto a pagar un precio suficiente para liberar a Gilad. De hecho, al principio declaró que no negociaría con Hamas sobre esta liberación. Algunos comportamientos del Gobierno israelí tendrían que haber sido distintos.

¿Habla con Olmert de la situación actual?

Sí, lo hacemos habitualmente.

Pero usted ha sido muy crítico, ¿es usted quien tiene que presionar para recibir información?

Sí, tengo que llamar yo. Ellos no se dirigen a nosotros voluntariamente.