Muskiz ve crecer la amenaza del coque
La luz verde a Petronor para que inicie la construcción de una planta de coque en Muskiz ha terminado por dejar a cada uno de los actores de este caso en su sitio. Eusko Alkartasuna -que alcanzó la alcaldía de la localidad vizcaina gracias a un posicionamiento meridianamente opuesto al proyecto contaminante y en sintonía con el sentir mayoritario de la población- no ha tardado demasiado en ceder a las presiones de la refinera. De hecho, el partido que lidera Unai Ziarreta ha mantenido desde el principio una postura abiertamente contradictoria: mientras en el Consistorio decían apostar por hacer cumplir la ley a la empresa hasta sus últimas consecuencias, en Gasteiz la Consejería de Medio Ambiente apenas oponía resistencia a otorgar los permisos necesarios para llevar adelante el proyecto.
Por su parte, Petronor ha conseguido finalmente la mayor parte de los objetivos que se fijó cuando lanzó el plan de construcción de la planta. La refinera fue creada hace casi cuarenta años con las únicas garantías legales que le confería el franquismo, y desde entonces ha estado funcionando sin licencia de actividad ni permiso preceptivo alguno. En una jugada maestra, y merced a una fuerte apuesta en la que el fichaje de Josu Jon Imaz ha sido una baza decisiva, no sólo ha conseguido vía libre a la planta de coque, sino que ha situado en buen camino la regularización de su muy irregular situación. Para ello no ha dudado en amenazar con su deslocalización, poniendo el acento en la pérdida de puestos de trabajo que costaría a Bizkaia la marcha de la empresa y en el fuerte descenso en los ingresos que notarían las arcas forales vía impuestos, y construyendo así una artificial alarma social que, a la postre, ha servido de fácil coartada a los responsables políticos.
La Coordinadora popular contraria a la construcción de la planta de coque nunca pretendió el cierre de Petronor, sino el escrupuloso cumplimiento de la ley por parte de la refinera. Ni más, ni menos. Han asegurado que, a pesar de que el Ayuntamiento les ha dado la espalda, seguirán denunciando el atropello, en la calle y en los tribunales. Se juegan la salud de todo un pueblo.