En principio, combinar el nombre de un divo de la moda con ropa de trabajo como lo fueron en su día los tejanos parece un sin sentido. A Armani la fórmula parece haberle ido bien en su línea de ropa y en el baloncesto también parece que puede darle réditos, siempre que no se tope en su camino con un Baskonia que, en eso de combinar sobriedad con estilo (defensa con acierto) les hace parecer una burda imitación, como lo hicieron ayer en Zurbano. En un partido bastante completo,

Desde el principio se intuía que el partido iba a ser de esos «de verdad» y el incesante intercambio de golpes -literal- desde el salto inicial así lo confirmó. Pese a las rapidísimas tres faltas de su estrella Hawkins, el Armani Jeans se mostró como un bloque muy bien compenetrado y duro y el Baskonia no era capaz de dar con la tecla para frenar el bien equilibrado juego de los italianos. Pese a su condición de equipo «exterior», el africano Sow sacó provecho del hueco que ha dejado Splitter en la zona azulgrana y el equipo lombardo llevó el peso del partido durante todo el primer parcial.

El Armani confirmaba que la suya era la línea más sobria pero sin perder el glamour de su acierto de marca, en un choque duro y sin concesiones, en el que el Tau no conseguía cerrar su aro. A base de mirar en su fondo de armario, Ivanovic dio con la combinación buena mediado el segundo cuarto, cuando coincidieron en cancha casi todos de los artífices de la victoria ante el Bruesa, con Barac de cinco y Mickeal haciendo daño como falso cuatro.

Sin embargo, el factor desequilibrante estuvo en la soberbia primera mitad de un Sergi Vidal que encarna como nadie el estilo Baskonia y, a todas sus virtudes para choques marrones como el de ayer, agregó un acierto excelso en el tiro con el que permitió al Baskonia colocarse con nueve puntos de ventaja al descanso.

Lanzados

Los de Armani demostraron no estar para muchos zurcidos y en la segunda mitad se descosieron hasta perder toda esa estructura que habían demostrado en la primera parte del choque.

A medida que el equipo italiano se desmoronó, fue emergiendo la figura de un Pablo Prigioni que supo cómo dirigir perfectamente el talento de sus compañeros como Teletovic para llevar la ventaja hasta los 23 puntos en los minutos finales del tercer cuarto.

Una minicrisis al comienzo del último cuarto hizo temer por el average, pero el Baskonia supo manejarse para dejar la renta a defender en la cancha milanista en unos jugosísimos 18 puntos.