«El reto prioritario es sobrevivir como pueblo en tierra corsa»
Militante veterano del movimiento independentista corso, Jean-Guy Talamoni es abogado y electo en la Asamblea corsa. Hasta ahora pertenecía a Corsica Nazione-Indipendente (CNI) pero hace escasos días esa formación y otras tres (Rinnovu, ANC-PSI y Strada Dritta) se disolvían para crear Corsica Libera.
Arantxa MANTEROLA |
Con Corsica Libera, que tendrá una dirección colegiada, el movimiento independentista hablará y actuará en adelante «de modo unívoco».
Afirman que la decisión de unirse es independiente del calendario electoral. ¿Se trata, entonces, de un paso estratégico?
Así es. Hace más de un año que trabajamos para unir las fuerzas independentistas. Hemos debatido de todo, incluidos los temas delicados que nos habían dividido en el pasado. Hoy podemos decir que hay un movimiento que une a todos los independentistas de Corsica sin ambigüedades y que apoya todas las formas de lucha.
Ya ha habido otros intentos de unión. ¿Por qué cree usted que esta vez va a funcionar?
Unione Nazionale fue un intento entre nacionalistas y autonomistas. Era algo más difícil de realizar puesto que teníamos divergencias sobre dos temas esenciales. El primero era la reivindicación de la independencia que los autonomistas, obviamente, no compartían. El segundo era la postura respecto a nuestros partenaires condenados a la clandestinidad. En realidad era muy difícil que una alianza en esas condiciones funcionase. Además esperábamos que con una coalición así las relaciones con París serían más fáciles pero, en lugar de eso, las tensiones con el Estado se agravaron y la postura respecto a la clandestinidad tomó una relevancia tal que las divergencias sobre esta cuestión prevalecieron sobre el resto. Hoy tenemos un marco totalmente diferente. Tenemos una alianza entre formaciones que dicen lo mismo y que lo decían hasta ahora pero de forma separada. En adelante vamos a hacerlo de modo unívoco y, lógicamente, la unión será más factible.
Emulando a Chipre o Malta, su objetivo es lograr el estatuto de nación en el marco mediterráneo. Para ello consideran oportunas todas las formas de lucha ¿Creen que en cuanto se encuentre una solución política el movimiento clandestino se retirará? ¿Existe alguna perspectiva de negociación con París?
No me corresponde hablar en nombre del movimiento clandestino. Lo que sí digo como cualquier otro miembro de Corsica Libera es que hay que crear condiciones para la distensión, es decir, que hay que afrontar los problemas reales de Corsica, problemas que están conduciendo al pueblo corso a la desaparición pura y simple de la tierra corsa. Cada vez es más difícil para un corso tener una vivienda debido a que la llegada de gente pudiente exterior a la isla ha hecho que los precios de la vivienda se disparen; los empleos, sobre todo los que conllevan responsabilidades, se reservan a los extranjeros; nuestra cultura y nuestra lengua están en declive... Nuestra comunidad está desapareciendo y por tanto tiene derecho, como todos los pueblos, a luchar por su conservación. Creo que si mañana hubiese una negociación con Francia -digo mañana porque hoy por hoy París no quiere hablar- se centraría en estos temas, es decir, qué medios, qué garantías se dan al pueblo corso para su perennidad en la tierra corsa.
¿Estarían dispuestos a trabajar con los autonomistas en aras a la solución política?
Corsica Libera (CL) se dirige a todos los corsos, independentistas, autonomistas, e incluso a quienes no lo sean. Apelamos al conjunto de los corsos a la solidaridad para afrontar el reto de sobrevivir como pueblo.
Existe un discurso que afirma que Corsica vive gracias a la ayuda de la metrópoli y que no podría asumir sus necesidades si fuese independiente...
Los independentistas hemos repetido durante años que Corsica no vive a cuenta de Francia, que Corsica trabaja, que los corsos pagamos los impuestos que van al Tesoro púbico francés. Llevamos mucho tiempo analizando las cifras de la propia administración francesa y ya a partir de los años 90 comprobamos, por ejemplo, que más del 50% de las partidas designadas para Corsica se destinan a Policía, Gendarmería y Ejército. Es lo que Francia llama solidaridad nacional. Nosotros pasamos de esa solidaridad que llega para reprimirnos. Estamos dispuestos a hacer frente a nuestras responsabilidades. En una primera fase pedimos que todos los impuestos, directos e indirectos, recaudados a los corsos reviertan a los corsos, a la Colectividad Territorial de Corsica y que nos dejen probar lo que somos capaces de hacer con nuestra propia capacidad contributiva. No queremos seguir viviendo en un sistema donde los corsos pagan sus impuestos al Tesoro público francés y reciben algunas subvenciones que a menudo caen en bolsillos que no lo necesitan.
No han esperado a constituirse oficialmente para llevar a cabo ciertas iniciativas...
No. Una de ellas fue la ocupación de la sede del banco BNP-Paris Bas en Bastia para protestar por un proyecto bancario escandaloso que incitaba a los extranjeros, esencialmente italianos e ingleses, a adquirir bienes inmobiliarios en Corsica y hemos logrado que abandonara sus planes. Otra acción fue la ocupación de los jardines del actor Christian Clavier. Se trataba de algo simbólico pero como es amigo personal de Nicolas Sarkozy tuvo un eco mediático importante que nosotros aprovechamos para denunciar el Padduc (Plan de Ordenación territorial) elaborado por los responsables del Consejo Territorial Corso que impulsa la especulación inmobiliaria y la economía residencial. El modelo económico que proponemos va en sentido contrario al plan. CL propugna un desarrollo basado en la valoración de la identidad corsa, de nuestro patrimonio natural. Son dos lógicas totalmente opuestas. Por un lado la de Francia y la de sus relés en la isla (los responsables de la CTC) que van en la línea de expoliación del pueblo corso y, por otro, un modelo controlado por los corsos y diseñado para ellos en el respeto de su patrimonio humano y natural.
«No queremos continuar con un sistema donde los corsos pagan sus impuestos al Tesoro francés y luego reciben algunas subvenciones que, a menudo, van a parar a bolsillos que no las necesitan»